martes, noviembre 28, 2006

Historia Médica VIII

I

El vaho de las montañas que se desperezaban inundó los pasillos del Hospital.
Temprano, como siempre, el Médico Interno enfiló sus pasos hacia la primera sala de enfermos, acompañado por la enfermera de turno.
Allí, en una cama protegida por un mosquitero blanco, reposaba su paciente más importante: un gigante con una anomalía cromosómica - tenía un cromosoma sexual Y de más - que lo hacía superior físicamente y con una agresividad fuera de lo común.
El Médico hacía su pasantía por Cirugía Plástica y, entre otros casos menores, le habían asignado éste. Se trataba de un hombre que había degollado con un cuchillo de cocina a toda su familia y luego le había prendido fuego a la vivienda para, finalmente, intentar degollarse a sí mismo, lo cual no pudo concretar.
Verlo resultaba impactante, pues la mitad posterior de su cuerpo estaba quemada, y en su cuello podía verse una fina herida suturada que atravesaba su garganta como un ciempiés hibernando. La única vida que revelaba su rostro la aportaban sus ojos, inquietas lagunas de brea en un desierto de granito.
El Médico saludó al paciente sin obtener respuesta.

Médico y enfermera fueron retirando las gasas parafinadas que cubrían las quemaduras, para dar inicio al ritual del baño diario en la tina de quemados.
Entre ambos pasaron al paciente a una camilla y lo llevaron a un área privada, empezando a sumergirlo en la tina.

El gigante se dejó hacer, mientras su cerebro, embotado por sobredosis de calmantes oía voces lejanas que se iban materializando...

(Lasodioatodasodioatodosyquieromorirmelasvanapagartodasjuntas)

La enfermera captó la seña del doctor, quien le pedía el cepillo para retirar flictenas (ampollas); a pesar que el Médico lo hacía con sumo cuidado, el procedimiento era siempre doloroso, por lo cual el paciente estaba impregnado de opiáceos.
El Doctor empezó a restregar al paciente, con paciencia y delicadeza.

(Quientecreesparahacermedañotevoyamatar)

De pronto, con un gran chapoteo y movimientos violentos, el paciente empezó a convulsionar, tomando desprevenidos a sus curadores.
En medio de la confusión, el gigante se deslizó del borde de la tina, sin sustentación alguna, hacia el fondo. Pero, mientras se hundía, una de sus manos emergió y aferró al Médico por el cuello, quien sentía una tenaza de acero que le iba haciendo perder el conocimiento. Ni con toda la fuerza de sus brazos podía zafarse mientras era arrastrado de cabeza hacia la tina.


II


Fue necesario el concurso de dos personas más para liberar al Médico y llevar al paciente hasta su cama.
Ahora, alrededor del lecho estaban el Interno y el Jefe de Cirugía, conversando.
- Entonces, ¿no crees que haya sido adrede?
- No -respondió el Interno-, yo creo que intentó asirse de algo para no ahogarse, y se encontró con mi cuello.
El Cirujano miró al paciente, el rostro perdido, la mirada encendida.
- ¿Se siente usted bien?
Los ojos del paciente se fijaron en los del Interno, y le dijo queda pero fríamente:
- Lo sé todo sobre tí.
El Interno se sobresaltó.
-No le entiendo. Yo...
- Lo sé todo: dónde vives, el nombre de tu esposa, de tu hija, el colegio donde estudia...
Los dos Médicos parecían personajes de un museo de cera mientras el hombre continuaba su discurso.
- Todos estos días hablando mientras creía que yo dormía; pero lo estaba oyendo todo. Cuando salga de aquí, le haré una visita, Doctor. A usted, a su esposa y a su hija.
El cirujano recobró la movilidad con agilidad felina.
Sin mediar palabra, tomó una inyectadora y la clavó en la tapa de goma de un frasco que decía Insulina. Retiró del frasco 20 cc de líquido transparente.
El paciente estaba terminando una frase:
- Me voy a divertir mucho con ustedes.
- No lo creo- dijo el cirujano mientras introducía la aguja en el catéter del paciente y empujaba el émbolo de la inyectadora hasta el final, llevando varias veces la dosis letal de insulina al cuerpo del paciente.
Mientras el gigante agonizaba, el Cirujano miró al Interno, quien tenía la cara desencajada por el horror.
- Hijo, acostúmbrate. Todo Médico lleva una carga inmensa de dolor en su vida: el dolor compartido de los pacientes, el de las cosas que no nos salieron bien, el de la incomprensión de quienes nos juzgan a la ligera, el de la soledad de estos pasillos. Pero hay un dolor que no tenemos que tolerar: el de los malagradecidos.
El Cirujano pasó el brazo sobre el hombro de su alumno y se lo llevó lejos de la sala.
Afuera, en los pasillos del Hospital, el Sol barría la bruma soplando luz por doquier.


domingo, noviembre 26, 2006

Nueve Semanas y Media

Hace veinte años se estrenó esta película en mi país, con gran revuelo.
Con dos símbolos sexy del momento, Kim Basinger y Mickey Rourke, y una banda sonora de excelente factura, con un Joe Cocker raspando con voz de lija You can leave your hat on, canción que quedó grabada en mi memoria como melodía para strip-tease, pole bar incluida.
En una gesta que pretendía ser puro sexo, Jhon -yuppie de Wall Street- embarca a la vendedora de arte Elizabeth, joven divorciada, en una jornada de complacencia de los sentidos.
Pero decir que el asunto fue puro sexo necesitaría dejar el cerebro y el corazón - la mitad superior del cuerpo, pues - fuera del acto sexual. Elizabeth desea amor, compromiso, consiguiendo solo sumergirse en una vorágine de dominación con un individuo egoísta y frío.
Elizabeth tiene que decidir entre permanecer o comenzar de nuevo.




Película con fotografía esteticista a la mejor manera hollywoodense, quedó relegada al recuerdo de ciertos momentos, como las escenas con alimentos de diversa índole o la sesión de sexo en un sótano húmedo, y no por su guión.
Sin ser una obra maestra, marcó el imaginario colectivo de los ochenta.

Y tú, lector...

¿La Recuerdas?

lunes, noviembre 20, 2006

Barcos de Fuego



Tu palabra.
Mi palabra.
Y nada más.
Tal vez
somos extraños
frente a una pantalla
de mentiras y ensueño.
Tal vez
la luz se escapa,
tonada de organillero:
burla y nostalgia,
bits sin tiempo,
teclado que ya quisiera
fuese tu cuerpo.
Doblar tus palabras,
hacerme su dueño.

Así, esclavas
dirán lo que deseo.
No tengo miedo.
Es el ancla que frena todos mis anhelos:
pluma negada a las aventuras
y a su desvelo.
Pero apareces tú,
inocente y culpable,
borrando la estela que marcaba el rumbo,
guindando estrellas
de tinta,

haciendo remontar
el cometa inflamado

de mi olvidada juventud.
¡Y levo anclas,
velas henchidas en el vientre y en el pecho!
Llegaré hasta tí,
me perderé para encontrarte,
encallaré en la magia de lo posible,

promesa sin rivales,
barcos de fuego.

lunes, noviembre 13, 2006

LA OBRA MÁS GRANDE

Soy el biógrafo del más grande escritor desconocido de todos los tiempos en lengua española. Sí, ni más ni menos. Pero vamos por partes, que no juego a las hipérboles. El título del personaje puede parecer rimbombante o, cuando menos, exagerado.
Pero no lo es. ¿Cómo llamaría usted a un escritor que haya vendido más de ochenta millones de libros en nueve años bajo distintos pseudónimos? Yendo más allá: lo hizo sin una aparición en público, sin autógrafos, sin acudir a editoriales y sin anunciarse al peor estilo de los egos ciegos: "Compre el nuevo thriller del autor de 'Crónicas Alteradas'". No, nada de eso.
No lo necesitó.
Julián Rodríguez Madrid escribió cuarenta y una obras literarias, entre novelas y poemarios, usando otros tantos pseudónimos.
Llevo la mitad de mi vida siguiéndole la pista, atando cabos, comprendiéndolo, aprendiendo su metalenguaje y su filosofía de vida. Jamás usó una palabra de más, jamás una de menos. Fue un escritor quirúrgico y aséptico. Tengo la recopilación de todas sus obras, comentadas por mí, por supuesto; y además comentada por todos los literatos "educados" que analizaron su obra por separado, sin saber quién era el espíritu tras los nombres de mampostería.
Pero yo sí que lo sé.
Este hombre fuera de lo común, que estudió las letras viviendo sumergido en ellas, sin nunca contaminarse con la opinión de profesionales en el arte de agradar al cliente y no de ser instrumento de la palabra, me ha dejado, sin embargo, con una obra póstuma que viene a ser - y aquí, en el colmo de la sinrazón, he apoyado mi opinión en las bases robustas e inútiles de los más grandes escritores de la nación, quienes están atónitos con el manuscrito, y han estudiado hasta el cansancio la obra, la cual me obliga a converger con ellos, en que representa lo más puro de las letras castellanas y de cualquier idioma - la más ardua empresa que pueda tocarle a un hagiógrafo de las letras.
El libro en cuestión lo conseguí, casi perdido, en una biblioteca del centro de la ciudad, un día en el cual buscaba perezosamente artículos de periódico sobre El Hombre Feliz, el libro que creía era el último del insigne Rodríguez Madrid.
El artículo decía: "La metáfora del hombre llevada a encarar la solitaria realidad de su existencia, una mancha efímera en la página de la literatura, es abordada magistralmente...".
Soy alérgico a los adjetivos superlativos; si van seguidos de más de un adverbio, siento lástima por los lectores, y desearía colocar un anuncio encabezando el escrito donde se advierta sobe lo dañino del espécimen. Por ello, abandoné la lectura para pasearme por los pasillos cuadriculados por sombras de recuerdos, cuando mi mirada fue atraída por un libro de tapa dura, en cuyo lomo se desdibujaban letras de oro que alguna vez, quizás pudieron ser leídas. Era un tomo del color del vino tinto, puesto en ese sitio con premura, sin orden ni concierto.
¿Cómo supe que era de Julián Rodríguez Madrid? Pues, quien tiene treinta años recopilando su obra, su pensamiento y su vida, no necesita autenticadores.
Tomé el tomo sin solicitarlo y... lo robé.
No se tome este acto mío a la ligera. No solo estaba preservando una obra del nuevo fundador de las letras, sino que el azar, o su primo dictatorial el destino, habían unido a esta obra impar con la única persona que podía entregarla al mundo sin deformaciones.
Tuve que evitar el deseo de correr para llegar a mi casa. Una vez en ella, me senté a la luz de mi lamparita halógena y abrí cuidadosamente el libro.
Por supuesto que no tenía firma.
Pero ya en su primera página, supe que estaba ante la obra maestra con la cual ni el escritor más ególatra soñaría en escribir: Ante mí, tenía una página en blanco impoluto.
¡Qué maestría! Rodríguez Madrid había llevado, sin escribir una letra, a cimas insospechadas el uso del idioma. Entendió la vida que existe en los espacios en blanco, entre las letras negras y pesadas que conforman las palabras, pero que son su alma invisible, su esencia, y lo plasmó, no en una, sino en casi mil páginas de silencio y espacio infinitos.
Horas estuve contemplando esa primera, magistral hoja, viendo las sombras de los árboles que señalaban con dedos sin luz, sobre ella, sin mancillarla. La interpreté con reverencia, y me sonreí, porque yo podía construir a mi antojo letras encadenadas en oraciones que eran al mismo tiempo hechura de este biógrafo de medio pelo y del gran escritor. Yo podía escribir sin tomar la pluma, mientras él, desde la tumba, dictaba.
No desvarío. Esto le ha ocurrido a todos y a cada uno de los poetas y novelistas que han estudiado esta obra.
El autor, por fin, había logrado con este libro estar por siempre fuera del alcance de críticos mordaces, halagüeños o conocedores. Al mismo tiempo, nadie podía citarle para justificarse o engrandecerse. Había, sin mover la pluma siquiera, anulado el núcleo de todo lo que es odioso en la literatura, y abría las puertas de lo que sería el movimiento más fructífero para la lengua y el intelecto: el abstenerse de escribir. Miles de escritores con libros publicados abjuraron de sus letras, hicieron votos de no tocar una pluma nunca más, ni para firmar un documento siquiera, y se dedicaron a hacer largas colas para tener el privilegio de admirar esa primera página perfecta del libro de nuestro bienhechor.
Recientemente, una delegación de sabios asiáticos estudió varias páginas del libro, y declararon, por el estudio demiúrgico de la simetría vertical no convencional, que el libro había sido escrito con espacios ideográficos del chino mandarín, y citaban la dinastía. Este atrevido concepto ha hecho que expertos de todo el mundo deseen estudiar a fondo el libro, y hasta unos herejes propusieron una prueba con Carbono 14, sugiriendo que quizás el libro haya sido empezado en Mesopotamia hace unos once mil años, y Rodríguez Madrid solo le hubiese aportado sentido de actualidad y confusa musicalidad.
Mientras la diatriba sigue, yo concluyo su compleja biografía, satisfecho por mi vida, que no ha sido otra que ser el espacio entre palabras del más grande escritor de todos los tiempos.

lunes, noviembre 06, 2006



Apenas salió de las nubes, hizo contacto visual de nuevo.
El piloto hacía alegres cabriolas a bordo de un biplano Antonov An-2 de vibrante color amarillo. Él, a bordo de un Sea Harrier, se colocó detrás y lo apuntó con la mira electrónica hasta tenerlo fijo.
"En este momento, podría mandarte al infierno", pensó; pero no se sentía feliz por ello. Todo lo contrario.
Se olvidó durante un par de minutos que tripulaba un avión de combate y se dedicó a disfrutar las maniobras que el piloto hacía realizar a su máquina, y él le seguía de cerca, aprendiendo.
El piloto se mecía en el aire, retozaba, escribía con caracteres nuevos la alegría de volar.
Tras un rato de persecución en tan dispares modelos de aeronaves -El Sea Harrier parecido a un halcón al acecho tras un pesado pavo amarillo-, el piloto despareció sin aviso.
El chico se quitó el casco y soltó el control inalámbrico del video-juego. Por alguna causa, el piloto se había marchado.
Apagó la TV y empezó a recoger los libros y colocarlos en su mochila, disponiéndose a ir al colegio.

El padre del chico había sido un piloto de cazas en su juventud. Tras retirarse, había trabajado fumigando sembradíos en la frontera. Un día, simplemente se fue y nunca más regresó. Se consiguieron restos de su avión, con impactos de balas de cañón de 20 mm, pero ni rastro de él.
A partir de ese momento su madre se sumió en un luto de ausencia y él se dedicó a jugar en la consola con simuladores de vuelo. Fue desechando el mundo real, los balones, las pelotas, las patinetas y a sus amigos. Ahora transitaba fantasías llenas de balas, misiles, bombas y pilotos virtuales que aparecían y desaparecían, derribaban y eran derribados; hasta que apareció ese misterioso piloto.
Nunca luchaba; se dedicaba a enseñarle piruetas y maniobras desde hacía tres semanas atrás. Cuando otro piloto aparecía en radar, se desconectaba, dejando al chico solo en la batalla aérea. Jamás respondía los saludos en pantalla, pero apenas el chico se conectaba a jugar, su peculiar avión amarillo caía como una lluvia de malabares abriéndose paso entre las nubes.
Los días pasaron, y el chico, a falta de respuestas, empezó a formular preguntas inquietantes:
"¿Cómo sabe cuando me conecto a jugar cada vez? ¿Por qué no responde?".
En el juego en línea, cabía la posibildad de ir cambiando los escenarios de lucha aérea conforme se avanzaba de nivel. Con sorpresa, percatándose de lo que estaba ocurriendo, las preguntas pasaron a un segundo plano cuando descubrió un hecho inquietante: partiendo desde Canadá, donde se habían encontrado por vez primera, cada día, sin prisa, el aviador lo iba acercando ¡a casa! ¿Cómo sabía ese desconocido donde vivía él?
Un día, el chico decidió intentar comunicarse con el misterioso piloto:

Biplano amarillo: ¿quién eres, amigo?

Ni una letra en la pizarra electrónica, ni un brillo.

Amigo, favor identificarse

Nada.
El chico decidió jugarse una carta definitiva:

Si no contestas, no juego más nunca. Voy a abandonar este juego para siempre

La pizarra pareció estar en blanco siglos, mientras el chico contenía la respiración.
De pronto, letras verdes fluyeron de la pizarra.

te necesito no te vayas

¿Quién eres? Identifícate ¿Vuelas hacia mi país?


Si el piloto hubiese sacado la mano de la pantalla para estrechársela, el chico no se habría sobresaltado más.

sígueme campeón

Un año antes de morir, su padre lo había llevado en un avión de fumigación por las afueras de la ciudad. Cada vez que iba a variar la altura de vuelo o realizar una pirueta, le gritaba: "¡Sígueme, campeón!". No podía ser coincidencia.

Conociste a mi papá

Silencio.
Esperó. Nada.
Esperó. Nada.
Frustrado, dejó que el biplano se adelantara.

sígueme campeón por favor

El piloto iba ahora unos 200 km adelante.
Ya casi llegando a la frontera con su país (el chico usaba en pantalla un mapa mixto, político y físico), un tercer avión apareció en el radar.
Esta vez el piloto no apagó el juego, sino que se mantuvo en línea, cosa que no había ocurrido con anterioridad.
Con curiosidad, el chico observó que el recién aparecido aviador giraba y se dirigía hacia el biplano.
La pizarra titiló uregente, manchada de verde:

sos no llevo armamento

El chico, de pronto, sintió que la drenalina le inundaba.
Sin poder explicarlo, supo que ya todo eso no se trataba de un juego, que iba en serio.
El oxígeno, la cabina del avión -un F-22 Raptor-, el traje presurizado, todo era real. De inmediato abandonó el modo furtivo y aceleró la turbina a toda velocidad, soportando la tremenda fuerza G que amenazaba con aplastarlo contra el asiento.
En pocos segundos alcanzó a los dos aviones, uno un grueso y lento cilindro con cuatro alas haciendo lentas cabriolas, el otro un siniestro Mig 35, maniobrando como una golondrina y atacando como un azor.
En la consola, el chico preparó el sistema de misiles aire-aire Sidewinder II y liberó la traba del disparador. Con maniobras certeras, enseñadas por el piloto del biplano, cortó el ataque del Mig. Este lo siguió. El chico esperó a que su Raptor estuviera en la mira, como si de un novato se tratara y, cuando el Mig se estabilizó para disparar, el chico pasó a modalidad furtiva, tras lo cual desaceleró. El Mig, ciego, le pasó a un lado. En menos de tres segundos, lo tuvo en la mira y disparó.
La llamarada de la explosión casi alcanza el fuselaje del Raptor.

gracias hijo excelente

apareció en la pizarra tras unos segundos, en los cuales el chico abandonó la cabina del avión y se ubicó de nuevo frente a la pantalla de la TV.
No respondió.
Atónito, observó como el pesado Antonov aterrizaba en la pista allá abajo, en casa.
Soltó el control y se quitó el casco. Sin apagar la TV, se acostó boca abajo en su cama, y lloró.

El día en el cual el hombre, delgado y enérgico, apareció frente a la casa, llegó finalmente. Y el chico corrió escaleras abajo a recibirle sin preguntas, con la complicidad de un escuadrón que despegó en el pasado hacia un aeropuerto posible.

jueves, octubre 26, 2006

Ejercicio de Autoedición

Dedos adentro
que desean
entre dedos
atrapar dentro
centrada carne
en trampa atrapada
descarnada carne
adentrada
que me atrapa
dediles atados
dedos desgarran
atrapamiento central
agarra en garra
carnívora carne
persigo centrado
atrapando palabra
desgarrada
perseguida,
palabrerío
persecución
de carnada
entrada
persiguiendo
encarnada
centro
desgarramiento
adentro
silencio.

miércoles, octubre 25, 2006

Tarea Comentada

Me invitó Zeucita a cumplir una tarea. Con gusto me pongo manos a la obra.

Se trata de responder un cuestionario empleando la letra de las canciones de un solo intérprete. En estos tiempos retro, escogí al cantante español Raphael, tras dura lucha con mi admirado Carlos Gardel.

1ª- ¿Hombre o mujer?
Yo soy aquel.

2ª- Descríbete.
Prefiero ser un loco soñador
amante de la vida en libertad.
Prefiero ser de fuego y de pasión...
a ser espejo.

3- ¿Qué sienten las personas sobre tí?
De mis ansias y mis sueños...
¿Qué sabe nadie?

4ª- ¿Cómo te sientes?
Soy el mismo.
Un poco más mayor, quizás.
Un poco más cansado, sí.
Pero tengo ilusiones como cuando era un niño
y me doy por entero...

5ª- ¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental?
Un paso por el tiempo sin dejar ninguna huella.

6ª- Describe tu actual relación sentimental.
Si recuerdas los versos de tu infancia.
Si percibes el llanto más callado.
Si percibes el roce de unas manos...

7ª- ¿`Dónde quisieras estar ahora?
Contigo y Aquí.

8ª- ¿Cómo eres respecto al amor?
¡Yo, te amo con la fuerza de los mares!
¡Yo, te amo con el ímpetu del viento!
¡Yo, te amo en la distancia y en el tiempo!
¡Yo, te amo con mi alma y con mi sangre!
¡Yo, te amo como el niño a su mañana!
¡Yo, te amo como el hombre a su recuerdo!
¡Yo, te amo a puro grito y en silencio!
¡Yo, te amo de una forma sobrehumana!

9ª- ¿Cómo es tu vida?
Más dicha que dolor...
más besos y caricias.

10ª- De tener un solo deseo... ¿qué pedirías?
Caminar con alas por el mundo.

11ª- Frase o cita.
¿Qué sabe nadie?

12ª- Despedida.
Las distancias se hacen cortas.

viernes, octubre 13, 2006

Historia Médica VII

La convulsión lo sorprendió antes de saltar en parapente, lo cual salvó su vida. Pero más lo sorprendió saber, días más tarde, mientras pemanecía internado en la clínica, que tenía un tumor en el lóbulo frontal de su cerebro.
A los 31 años de edad, saludable como pocos, profesional y con una gran afición a los deportes de riesgo, le parecía que la vida se había ensañado con la persona equivocada.
Sin embargo, lo peor estaba por venir.

Los médicos le habían advertido sobre posibles trastornos de personalidad, dada la ubicación de la lesión, mas nada se comparaba a lo que le ocurría: al dormir al inicio, y luego incluso despierto, empezó a tener visiones de eventos de un pasado remoto que cobraba vida y sentido en alguna parte de su mente. Soñaba con brumosas batallas marítimas, en las cuales salía herido, con huidas de aldeas incendiadas, con cacerías de animales que apenas podía distinguir, y se veía inmerso en guerras y actos de bandolerismo, y en todas esas ventanas de pasado se veía a sí mismo inmerso en la realidad del momento, como si de pronto pudiese recordar quién fue en vidas pasadas como si recordase hechos recientes.
Alucinaciones pseudo-psicóticas como manifestación paraneoplásica, le dijo el doctor, al tiempo que le lanzaba una de esas miradas tipo pobre-loco-y-yo de-mala-suerte-que-me-tocó.
Pronto tuvo un sueño que lo convenció. En medio de la batalla naval, pudo leer el nombre de la goleta a la cual él y sus compañeros atacaban: Almadia.
Una vez en el museo naval, se enteró cómo los piratas habían hundido el Almadia, una mañana de Mayo de 1787, frente a la rada de La Guayra. Cuando vio el barco que había lanzado el ataque, no tuvo dudas: lo recordaba tan bien, detalle a detalle, como si lo hubiese visto ayer.
Lo que más le desesperaba de su nueva condición es que era ciego al futuro. Solo podía ver jirones angustiantes de sus vidas pasadas, todas ligadas a aventuras y actos extremos, a los cuales siempre había sido aficionado; pero no podía ver nada de los sucesos futuros.
Pasaron los meses, la intervención quirúrgica para remover el tumor detrás de su frente no podía postergarse más.
Con la cabeza rapada entró a quirófano y conoció a su anestesiólogo. Mientras se entregaba lentamente a la inconsciencia de los agentes anestésicos, pudo leer una palabra conocida, inquietante, bordada con caractyeres antiguos en el gorro del médico que se inclinaba sobre su rostro: Almadia.

miércoles, octubre 11, 2006

domingo, octubre 01, 2006

Pitágoras



Parte de la historia de este ser monumental se encuentra perdida en las brumas del tiempo y la leyenda.

Nació en Samos, Grecia, hacia el año 580 antes de Cristo. En su ciudad natal destaca por su inteligencia, siendo enviado a Mileto, a estudiar bajo la égida de Thales, Anaximandro, Frékides y otros.

Aún muy joven, realiza un viaje transformador a Babilonia y Egipto, encrucijadas mercantiles y del saber para la época; posiblemente visitó la India, también. De estos viajes regresa con novedosas ideas matemáticas, astronómicas y, sobre todo, religiosas, además de haber presenciado como la música oriental suena cacofónica a los oídos occidentales, por lo cual intenta darle a la música un sentido matemático puro. "Todo es número", asevera, absolutista. Nace así el pitagorismo primitivo, plétoro de ideas mezcladas orientales y occidentales.

De regreso a Samos, sus enseñanzas secretas, misteriosas, enfrentadas a la tiranía de Polícrates, hacen que Pitágoras emigre hacia Crotón, en el sur de Italia (Magna Grecia), dejando tras de sí algunos alumnos golpeados y sus escuelas incendiadas.

Crotón era rival de Síbaris, cuyos ciudadanos eran dados a la vida dispendiosa y a la ostentación, por lo cual el ascetismo y la vida sencilla de Pitágoras y sus discípulos pronto tuvieron buena acogida en Crotón.

Apenas al llegar, Pitágoras es invitado, siguiendo la tradición, a exponer sus ideas en cuatro discursos por separado: al Senado, a los jóvenes, a las mujeres y a los niños, con un éxito total.

Las escuelas pitagóricas basaban sus enseñanzas en las matemáticas (con carácter de secreto religioso, juramento incluído), la astronomía, la música y la gimnasia. Hoy día, muchas órdenes religiosas, colegios privados y sectas alrededor de todo el mundo, siguen una estructura semejante, incluso prefiriendo a los jóvenes como educandos, a la usanza pitagórica. Por otro lado, las mujeres eran bienvenidas en las escuelas, y aún no importaba la condición social o gentilicio del iniciado.

Pitágoras incluía elementos del folklore religioso de Crotón para sus enseñanzas, y distinguía dos clases de miembros en sus escuelas: los Matemáticos (Mathematikoi = conocedores) y los Acusmáticos u oyentes. Los primeros eran los más jóvenes, iniciados que aprendían a cabalidad la doctrina; los segundos participaban de la hermandad sin conocer sus bases filosóficas. Tras la muerte del maestro, los matemáticos exploraron y modificaron el saber pitagórico, considerándolo susceptible de perfección en base a sus conocimientos. Hipaso, uno de ellos, decidió violentar el secreto de la hermandad y reveló "el secreto de la esfera de doce pentágonos" y las "longitudes inconmensurables", abriendo el conocimiento al mundo; pero fue expulsado de su secta, e incluso cavaron su tumba y grabaron su lápida, simbolizando su muerte, aunque andaba por allí, esparciendo el saber. Los Acusmáticos guardaron inalterado el conocimiento del maestro, y gracias a ellos Euclides conoció el teorema de Pitágoras y otras valiosas adiciones a las matemáticas.

Contemporáneo de Buda y Confucio, Pitágoras creía en un universo armónico, regido por reglas matemáticas. Creía que la Tierra y los demás planetas eran esferas que pendían del vacío a longitudes musicales, por lo cual cantaban al girar todos, incluso el Sol y demás estrellas, alrededor de un fuego celestial. A él debemos el carácter deductivo de la Geometría y su secuencia lógica. Influenció sobre Jesucristo, Beethoven, Galileo, Leonardo Da Vinci (y todos los renacentistas en la búsqueda de la belleza en la armonía), Bertrand Russell y Darwin y los cuáqueros de todos los tiempos. El pentágono estrellado, glifo de la hermandad, y en el cual el Número Aúreo figura infinidad de veces, ha sido adorado y demonizado hasta el cansancio. Introdujo los conceptos de elipse e hipérbole, representó los números triangulares, cuadrados y pentagonales, base de la Teoría de los Números, introdujo el concepto de Gnomón, y sentó las bases matemáticas para la música, al afirmar: "Una cuerda -unidad- reducida a la 1/2, produce una octava al vibrar (Do natural); si vibra a los 3/4, se obtiene la cuarta (Fa); en las 2/3 partes da la quinta (Sol)."

Pitágoras estaba en el colmo de la felicidad: los números implicados en estas proporciones eran el 1, 2, 3, y 4 (Tetraktis), los cuales suman 10, el número ideal que simbolizaba el Universo.

"Ama a Dios sobre todas las cosas. El alma es inmortal y transmuta. Somos de naturaleza divina."

"Nada nuevo bajo el Sol. Ciclos, que se suceden."

"Todos los seres vivos estamos emparentados."

Palabras del maestro.

Los ecos de su sabiduría aún llegan hasta nosotros.

lunes, septiembre 25, 2006

DE REGRESO



Luego de unas vacaciones de 24 días en los Estados Unidos, me siento ante la computadora, ya en casa, y un cúmulo de vivencias atropellan mi mente, pugnando por salir en primer lugar.
Por ello me calmo, me tomo un tiempo para revisar las fotografías, y un recuerdo en especial me asalta. Obviando el orden cronológico, me iré al día que fui al juego de fútbol americano en el stadium de la Universidad de Alabama, sede de la famosa
Crimson Tide, o Marea Roja, en alusión a los colores del uniforme del equipo local.
Llegamos dos horas antes del partido, pues temía yo tener dificultades para alcanzar a tiempo mi asiento (de primera fila, como ven en la foto), al tener el coliseo un aforo de 90 mil almas.
Nada más alejado de la realidad. La mayor parte de los fanáticos llegaron 30 minutos antes de comenzar el partido, y el stadium quedó a desbordar en los 10 minutos siguientes, cuando dio inicio un show memorable, con banda musical, animadores de ambos sexos, y haciendo acto de presencia personalidades ligadas a la historia del equipo, saliendo incluso al campo un ex-jugador de más de ochenta años de edad, y honrando la memoria de un entrenador, Paul Bryant.
El vaso que puede verse en mi mano es un vaso de refresco (no expenden licor), el cual, con mi manía de leerlo todo, tenía escrito entre propagandas, una frase de Bryant que capturó mi atención: "Muestren clase, tengan orgullo y desplieguen coraje. Si lo hacen, la victoria se cuidará por sí misma". Pude ver en esas palabras el sentido de su propia grandeza de los americanos.
Me llamó la atención también ver un juego de intenso roce físico, estrategias semejantes a avances militares, pero a la vez limpio y de pocas lesiones, en el cual hay respeto por el contario.

Tras disfrutar de un vistoso partido que los chicos de Alabama ganaron 13 a 10, y habiendo tenido la extraña sensación de haber estado solo entre una gran muchedumbre, tuve que pensar en mi país, en el cual ir a un evento deportivo es un acto comunitario, en el cual hablamos con los desconocidos a nuestro alrededor, los invitamos a beber, bromeamos, y hasta hacemos nuevas amistades...

¡Feliz de estar de regreso!

miércoles, agosto 30, 2006

HISTORIA MÉDICA VI

1
"¿¡Mi adopción!?", se preguntó el cirujano, mientras veía a la hermosa mañana del hospital ensombrecerse por la pregunta del patólogo.
- Veo que todos en el hospital saben que soy adoptado -dijo, mirando fijamente al patólogo-. Sí, mis padres biológicos fueron opositores al régimen militar de la Argentina. Desconozco cómo murieron, aunque imagino que no fue muy agradable. Mis padres actuales siempre me dicen que yo fui el consentido de sus hijos, pues soy el hijo que ellos escogieron. Los dos hijos previos de mis padres me aceptaron sin mayores problemas, y nos queremos mucho -Sonrió.- Sé muy poco más, excepto que dudo que yo pueda haber sido más feliz con alguien que no sean ellos. Incluso deseaban adoptar más niños, pero no pudieron. Yo fui el afortunado.
El patólogo dejó a un lado el café que no había tocado.
- Le pregunto esto, doctor, porque tengo un caso interesante desde hace una semana, y pensé que Ud. me podría ayudar. Creí que lo de su adopción podría ser de importancia, pero ya veo que no.
- Dígame, amigo, ¿cómo pdría ser de ayuda yo?
Le tendió una carta.
2
La brisa mañanera dificultaba la lectura haciendo ondear como una bandera cansina la hoja de papel desdoblado.
La letra era pequeña, picuda, y la escritura tenía una caída conforme progresaba que hacía las líneas se amontonaran a la derecha.
"Depresión, agresividad", pensó el cirujano mientras comenzaba a leer.
Esta es una decisión personal. Nadie me ha traído hasta esta situación, sino mi propia voluntad. Culpar a terceros sería tentador, pero injusto. No solo se mata lo que más se ama, sino lo que más estorba. Mi vida es el paradigma de esta última categoría. Vivan en paz. Para ello, mi contribución.
El cirujano dobló cuidadosamente el papel y se lo entregó a su colega.
- Usó un arma de fuego de alto calibre.
El patólogo sonrió.
- Una escopeta calibre .12 desde el borde de un edificio de ocho pisos; cayó al pavimento en mala posición. No murió de inmediato. Malo, malo.
- ¿Qué tiene que ver mi adopción con todo esto?
- Él le dijo a su ex-esposa, antes de suicidarse, que iba a pagar algo que le debía a usted, doctor.
El respingo del cirujano agarró por sorpresa al patólogo, aunque lo esperaba.
- ¿¡ A mí!? ¡Vamos a ver a ese sujeto, cadáver o lo que sea!
3
Ya habían salido del Laboratorio de Anatomía Patológica y de las oficinas de la Policía Científica.
Sentados de nuevo en el cafetín, los dos médicos hablaban con calma.
- Ni lo conozco, ni me debía siquiera una consulta -dijo con ironía el cirujano.
El patólogo dejó un billete sobre la mesa y se levantó. Mientras se marchaba, se despidió:
- Estaremos en contacto.
4
Los dedos del médico se deslizaron por el bolsillo de la bata, tocando ese examen laboratorial que era mejor hacer desaparecer para siempre.
Nadie debía leerlo jamás, como si nunca se hubiese realizado.
5
Días antes, el hombre de pie en la cornisa del edificio sintió la brisa nocturna en su rostro.
Mientras acomodaba el cañón de la escopeta bajo su barbilla, no repasaba sus malas acciones ni alguna situación extrema que lo hubiese llevado a ese desenlace. No.
Pensaba en el día que decidió buscar su pasado; el día que fue a la Emergencia del hospital y vio a aquel médico esforzándose por los demás. Oyó las opiniones de sus pacientes, quienes lo estimaban. Estuvo sentado cerca de seis horas en las duras sillas de la Emergencia, tomando una decisión.
A pesar de su vida azarosa, muchas veces ilegal y desordenada, por vez primera sintió alegría verdadera.
Y no tenía fuerzas ni coraje para arruinar esa placentera sensación.
Aunque tendría mucho qué decirle, no iba a arruinar más vidas. Y menos la de esa persona maravillosa de la cual se sentía hoy parte.
Por ello buscó en su ratonera la escopeta que escondía siempre cargada, escribió una breve misiva, la cual dejó en el bolsillo de su raído pantalón, y llamó a su ex-esposa, a pedirle perdón y a despedirse.
Mientras apretaba lentamente el gatillo, el hombre supo que lo mejor era que nadie supiera jamás que el cirujano, ese hombre de bien, tenía un familiar con una vida azarosa, marginal, un hermano al cual nunca iba a conocer...

sábado, agosto 26, 2006

"Ego te Absolvo". Oscar Wilde

Nace en 1854, en Dublín, Irlanda.
Durante su infancia ya sus dotes intelectuales descollaron, por lo cual ganó numerosos premios y fue becado, entrando al Magdalen College de Oxford. Allí ingresa en los movimientos estético y decadente, se deja crecer el cabello y empieza a vestir ajustados pantalones de gamuza y a decorar su habitación con flores, plumas de pavo real y porcelana erótica. Además desdeñó los deportes "masculinos" de la época y adoptó un habla mordaz y aguda; nada de lo anterior le granjeó muchas amistades, y tuvo que sufrir en varias ocasiones la destrucción de sus habitaciones del Magdalen (las cuales se usan hoy día como Recepción) y alguna zambullida en el helado río Cherwell. Sin embargo, en ciertos estratos sociales, el esteticismo caricaturizado en la actitud lánguida y la vestimenta estrafalaria se abrieron camino gracias a la perseverancia estoica de Wilde.
A los 22 años conoce al pintor Frank Miles, y se hacen amantes en secreto casi de inmediato.
Después de graduarse - y sobrevivir - en el Magdalen College, Wilde regresó a Dublín, donde conoce a a Florence Balcome, de la cual dice enamorarse. Pero la dama inclina la balanza de sus afectos hacia Bram Stoker (Sí, ese Bram Stoker), por lo cual Wilde jura no regresar nunca más a su tierra natal, aunque incumplió en par de ocasiones dicha promesa.
La opereta Patience, la cual caricaturizaba al esteticismo con alusiones a Wilde, tuvo tal éxito en New York que un empresario envía al dramaturgo de gira por los Estados Unidos en una serie de conferencias, para que el público de esas latitudes conociera al personaje y éste le abriera las puertas a la obra.
De regreso en Londres, ya en 1884, conoce y se casa con una acaudalada Constance Lloyd, hija de un consejero de la reina; su dote le permitió vivir con holgura. Tuvieron dos hijos y pronto se divorciaron.

Debido a su relación con lord Alfred Douglas, fue acusado de sodomía por el padre de su amante, el marqués John S. Douglas, y condenado a trabajos forzados durante dos años. Y lean bien, que trabjos forzados en esa época no era un eufemismo.
Antes de continuar me pregunto yo: ¿No era igual de homosexual y de sodomita el conspicuo Alfred? ¿El marqués reaccionó por el bien de su hijo o por guardar las apariencias y salvarse del escarnio público?
El 14 de Mayo de 1897 Wilde fue puesto en libertad, y ocultó su desgracia cambiando su nombre al de Sebastián Melmoth. Siete meses más tarde, lord Alfred se cansa de él y lo abandona, y Wilde se marcha a París hecho una ruina.
El chico mimado por la élite victoriana de la época, una suerte de bufón genial para aquellos cuya moral hipócrita no pudo ni supo apreciar, falleció en un hotel parisino de meningitis, el 30 de Noviembre de 1900.

"- ¿Por qué no haces como el Príncipe Feliz?- preguntó la sensible madre a su hijito, quien lloraba por la Luna- El Príncipe Feliz jamás soñaría con llorar por nada."
"- Me consuela saber que hay alguien en el mundo que es inmensamente feliz - murmuró un hombre desilusionado mientras miraba fijamente la maravillosa estatua."
"- Parece un ángel - dijeron los Niños de la Caridad al salir de la catedral (...)
- ¿Cómo lo saben, si nunca han visto uno? -preguntó el Maestro Matemático.
- ¡Ah!, lo hemos visto en sueños- respondieron los niños, y el Maestro Matemático los miró severo y ceñudo, pues desaprobaba los sueños en los niños."
Extractos de El Príncipe Feliz.

Selecciono aquí algunas de sus menos mordaces pensamientos:

"A veces podemos pasar años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un instante."

"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir, y decirlo."

"Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen."

"Detesto la vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle pala a una pala, deberían obligarle a usar una. Es lo único para lo que sirve."

"Escojo a mis amigos por su buena apariencia, a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su razón."


Siete años después de la muerte de Wilde, el Nobel de Literatura recae en uno de los más altos exponentes del colonialismo inglés, Rudyard Kipling, defensor de la "carga del hombre blanco", la cual consiste en el duro trabajo de los países civilizados para someter al colonialismo a los atrasados pobladores de Asia, América y Africa.

martes, agosto 15, 2006

Espejo Circular

Separar la promesa de tus párpados,
alejar la tristeza de mis horas.
Cada instante perdido
vivirlo en tu sudor.
Tenderme a la orilla de tus pies,
lamer tu piel y sus secretos.
Darte de beber en el cuenco de mis manos,
saciar todo el deseo.
Florecer pasos sobre antiguas pisadas,
libar el polen de tus besos.
¡Cómo dejarlos flotar,
cuando los quiero presos!
toda dedos y labios,
por todo mi cuerpo.
Espiral de cansancio, vorágine y sexo.

viernes, agosto 11, 2006

Cumpleaño Para Protheus - El Blog


A
Hace un año empecé a escribir en este blog. Rememorando, ha sido un año desigual. Empecé escribiendo para explicarme a mí mismo los antecedentes de mi enrevesada forma de pensar. Así, empecé creando posts que hablaban sobre la personal visión mía acerca de la civilización, lo que yo llamo el Fenómeno Humano.
Pronto empezaron los escritos más personales, y el bosque fue quedando atrás por la visión de un solo arbolito con ansias, sueños y alegría de vivir: el verdadero Protheus.
No me he traicionado. He sido fiel a mí mismo. Puedo ver mis errores a los ojos, como a fantasmas del pasado, que reaparecen de vez en cuando para recordarme cuán humano soy. Y sigo adelante.
Tarde en mi vida, y gracias a este blog, retomé las letras. Se lo agradezco a mi insistencia, a mis hermanos, a Lobo (no me voy a poner nostálgico), y a Stephen King, quien me dijo que no solo podía, sino que debía escribir, contar lo que me apeteciera usando mis talentos, pocos o muchos - eso lo diría el tiempo, ese asesino que ya no me sobra.


B
¿Por qué Protheus?
Inicialmente quise escoger Prometeo, pero alguien lo había hecho suyo ya.
En honor a la cultura griega, el motor cultural de todo Occidente, adopté el nombre de ese dios marino, anciano sabio, protector de personas y animales, que podía cambiar a placer su aspecto físico, mas no su carácter bondadoso.
Y la transformación sí ocurrió.
Tengo poco tiempo para el blog, y poco para hacer amistades virtuales.
Pero cuando logro pasearme por blogs de literatura, de cocina, personales, eróticos, tecnológicos, humorísticos, poéticos, etc., puedo entender lo que sintió Neo cuando lo sacaron de Matrix y llegó al mundo real, solo que yo hago el viaje en ambos sentidos, cada vez que me place.
Los destinos de este viaje excitante y seductor son ustedes, lectores y escritores, blogueros o no; pues los leo y le dan otra visión a mis pensamientos, me hacen ver el mundo que hay dentro de cada ser, diverso y único. Y me estimulan a sentarme a escribir, a estudiar, a aprender...
C
A estas alturas, huelga decir que estoy agradecido; pero lo estoy, y agradecer me ayuda.
Este primer año es también oportuno para pedir disculpas a quien pudiera haberse sentido en menoscabo por alguna opinión o comentario, a la vez que advierto sobre la inconveniencia de sentirse como el vanidoso de El Principito en la jungla de los blogs, donde algunas aves desean ganar notoriedad emprendiéndola a pedradas contra las aves que se le acerquen, y no volando.
Mucho se habla en los blogs de paz, tolerancia, respeto, ayuda y otros altos valores de la Humanidad. Debemos ponerlos en práctica entre nosotros mismos primero: Nadie puede dar lo que no posee primero.
Gracias por permanecer.

lunes, julio 31, 2006

La Película De Mi Vida




"Viviendo aquí, día a día, piensas que estás en el centro del mundo. Crees que nada cambiará jamás. Pero te vas uno, dos años, y cuando regresas nada es igual. ¿Quién lo dijo? ¿Gary Cooper? ¿James Stewart? ¿Henry Fonda, eh? No, Toto. Ninguno de ellos fue. Esta vez fui yo. La vida no es como en las películas... La vida es mucho más dura."

Somos protagonistas de la película de nuestra vida.

¿Cuál película eres tú?

martes, julio 25, 2006

Cuentos Blogueros II

Como si se tratase de un campo desolado por la guerra, cruzó la avenida Bolívar de Valencia, pasando a un lado de la construcción del Metro. Al llegar a la esquina adyacente, se introdujo en el umbral de un edificio y subió a la carrera las escaleras polvorientas y malolientes.
No sin cierto nerviosismo, el joven manipuló el manojo de llaves e introdujo la correcta en la cerradura del apartamento, abriendo la quejumbrosa puerta de un tirón.
Una vez dentro, se instaló frente a su computadora, con la ventana que ventilaba la habitación a un lado; pero nada había que mirar allá afuera. Todo su interés se centraba en la pantalla del monitor, mágico recuadro que lo transportaba a ignotas regiones y le permitía ser imposibles personajes en su mente delirante.
Ese día, sin embargo, empezó a ocurrir algo fuera de lo común.
Cuando, en medio de una animada conversación por MSN, se fue la luz del edificio, cosa muy frecuente, dada la poca capacidad del personal que manipulaba el cableado de la zona instalando el tendido eléctrico del Metro., no se sobresaltó.
El joven no tenía espejos en el apartamento; por ello dio un respingo cuando adivinó su imagen oscura en la pantalla, mirándole de frente.
Por supuesto que se veía en espejos casi a diario: en las vidrieras de las tiendas, en los espejos del baño de su trabajo, en los charcos de vidrios rotos que la garúa creaba en las aceras y que se mecían cantando a la brisa.
Pero esto era algo nuevo, aterrador y fascinante.
La imagen que devolvía el espejo mate del monitor no era él exactamente. Era más bien la personificación de su mente, ese ser inexistente que creaba a su gusto y necesidad, dependiendo con quién conversaba en ese momento. Como no usaba cámara web, su megalomanía lo llevaba a reinventarse ante cada nuevo contacto virtual. Incluso, su físico y su carácter eran moldeados en el transcurso de las conversaciones, intuitivamente.
El joven se miró, encantado. La imagen que se le devolvía era de un hombre poderoso, decidido, imponente.
Las humillaciones que sufría en su oficina, de parte de su jefe, las que recibía del dueño del edificio, se le antojaron, viéndose a sí mismo, insólitas, temerarias.
"¿Cómo se atreven, si puedo matarlos en un segundo y con una sola mano?", se preguntó, y soltó una carcajada.
Estuvo mirándose unos minutos más. Era él, no cabía duda; pero era quien siempre quiso ser. Sentía incluso esa viril seguridad de saberse irresistible para el sexo opuesto, cosa que nunca antes había vislumbrado siquiera.
Como una tromba, se paró de la silla y salió al pasillo, dejando la puerta del apartamento abierta.
Lo primero que encaró bajando las escaleras fue al dueño del edificio, quien subía pesadamente acompañado por su esposa, una mujer famélica y quejosa, que jamás miraba a nadie a los ojos y hablaba en murmullos. Encorvada en su timidez, parecía una interrogación no formulada.
El joven no miró a la mujer: apenas vio el rostro del otro hombre, se le lanzó encima, tomándolo del cuello.
La mujer presenció apenas unos segundos de la lucha antes de correr escaleras arriba, entrando en el apartamento del joven por instinto, al ser ese el escondite más cercano, y se quedó oyendo los ruidos del forcejeo hasta que solo hubo silencio.
Una vez repuesta del susto, la mujer, por algún motivo inexplicable, en vez de salir a ver el resultado de la lucha, se acercó a la pantalla del monitor apagado, y vio su reflejo en ella.
Y quedó fascinada por lo que le devolvía la negra oquedad de la pantalla.
"Soy otra. Hermosa, poderosa", pensó luego de analizar la imagen. Y, a los pocos minutos, salió del apartamento como un fénix furioso.
Relato esto como una historia porque sé que ocurrió. Soy forense de la policía, y estoy en el edificio donde la tragedia de estos asesinatos se llevó a cabo.
En estos momentos voy a dejar de escribir en mi pórtatil y asomarme, no sin reticencias, a la fría y empolvada pantalla de la computadora de ese chico que enloqueció, y ver mis demonios cara a cara.

sábado, julio 22, 2006

Oxímoron y Oxímoros

El Oxímoron , helenismo que conjuga los vocablos "oxys", agudo, afilado, y "moron", estúpido, sin agudeza, se usa para definir una figura literaria que consiste en combinar en una misma frase dos palabras de significado opuesto o contradictorio para darle un nuevo sentido al todo.
Literalmente, el oxímoron resulta absurdo y contradictorio ("Blanca oscuridad", "Lleno de vacíos", por ejemplo). No en vano es usado con mucha frecuencia en la poesía amatoria y mística, "por considerarse que la experiencia de Dios o del amor trasciende todas las antinomias mundanas", siendo antinomia, toda contradicción que no tiene solución.
Ahora bien, en vez de enredar más al lector, paso a compartir el gozo de los oxímoros que más disfruto:

"La luz caía como un agua seca". Pablo Neruda.

"Creo que creo en lo que creo que no creo. Y creo que no creo en lo que creo que creo". Oliverio Girondo, que no Cantinflas.

"Es hielo abrasador, es fuego helado". Francisco de Quevedo, en Definiendo el Amor.

"Traidor leal, rendido victorioso". Lope de Vega.

"Vivo cadáver". Calderón.

"Vivo muerto". Shakespeare.

"Luz oscura". Rodrigo Cota. Igual escribió Jorge Luis Borges.

Los anteriores nos indican que TODO está escrito, solo lo contamos de diferentes maneras.

En este mundo de bites, es común leer y decir "Realidad Virtual", un oxímoron nada poético.

"Oscuros deslumbrantes". Mario Benedetti, tangencial a Cota y a Borges.

Y así. Lo interesante es que el uso de este recurso enriquece al castellano, estremece nuestras neuronas, y nos remite al insoluble misterio de Dios... y del amor.





lunes, julio 10, 2006

De Mis Recuerdos

En el año 1981 inicié estudios en la Cátedra de Anatomía Humana de la Universidad en la cual me gradué.
De inmediato me llamó la atención la pintura negra que tapaba todas y cada una de las ventanas, el estecho vano de la puerta de hierro que daba acceso a una sala llena de mesas de disección, con un puñado de cadáveres mal tapados por unas sábanas que en alguna época pretérita fueron blancas, y el olor, ese olor a formaldehído que aún evoco como si tuviese una glándula de ese líquido sobre mi nariz.
Pero hubo algo más inquietante ese semestre: los dos señores que preparaban los cadáveres, Gregorio y su hijo.
El padre disfrutaba con burlas tétricas hacia los estudiantes más sensibles, en las cuales a veces pecaba de poco respetuoso para con los cadáveres.
-Ninguno se ha quejado hasta ahora - solía decir. Era un hombre pequeño, delgado, moreno, de cabello amarillo ensortijado y ojos color miel que le daban un aire demoníaco. Era de personalidad exuberante, histriónica, y sospecho que detestaba a la gente por decisión propia.
El hijo era un gigante taciturno, muy alto y corpulento, de movimientos lentos y suaves y de muy poco hablar, con cabellos y ojos idénticos al padre.
Conforme el semestre avanzaba, fuimos tratando más con el hijo y cada vez menos con el padre.
Una noche, comiendo un tentempié entre cuerpos disecados y olor a formol, el hijo nos contó que su padre lo había traído de un pueblito del Sur del país para salvarlo de unos vecinos que lo "querían malograr", que se había venido con la ropa puesta y su niñez a cuestas. Como no habían conseguido trabajo ni alojamiento, habían dormido bajo el arco de la universidad, hasta que un vigilante les ofreció comida y techo si ellos cuidaban de los "muertos", cosa que el vigilante temía hacer.
Así habían empezado sus carreras como conservadores y manipuladores cadavéricos.
Pero el gigante no se quedó allí. Nos relató que su sueño era regresar a su pueblo algun día, bañarse en el río, construír un rancho con sus manos, casarse,trabajar de camionero y olvidar que trabajó alguna vez con muertos.
Yo era joven, y reía sus pequeñas aspiraciones, mientras mis sueños de grandeza regaban plumas en un cielo que siempre tarda.
Recuerdo que él era amable con todos, cadáveres y estudiantes y, en sus brazos, parecía que dormían los cuerpos que nos sirvieron de primeros maestros.
Mucho tiempo ha pasado. No sé que será de Gregorio y de su hijo. Ayer, un docente amigo se ofreció para llevarme hasta Anatomía y averiguarlo por mí mismo; pero me negué.

Quiero creer en las cosas que vale la pena creer:
En que logró irse a su pueblito, en que es feliz manejando camiones o sentado a la entrada de su rancho miserable y oscuro, pero que él puede llamar hogar.
En que abraza a su esposa y a sus hijos olorosos a tierra y a mango recién mordido, y no a cuerpos asépticos y fríos.
En que la vida guarda sonrisas para todos, que no es una ruleta que se ríe de la Humanidad.
Hoy miro mis sueños de esa primera juventud, algunos convertidos en verdades, otros hechos trizas.
Sobre todo, miro las sorpresas que me ha deparado la vida, los guiños cómplices y hasta la burla repentina. Y rezo por las aspiraciones pequeñas y concretas de otro ser humano que se atreve a soñar, donde quiera que esté.

jueves, junio 29, 2006

CREPÚSCULO

I
Con la noche se tienden
-dormidos-
los colores del patio.
El mástil solar
se asienta, puñalada,
en el despunte de los cerros lejanos.
En el antiguo caserón
reptan las sombras,
enaguas sin pudor,
sonrisa de un solo labio.
Del tinajero pende una gota.
La brisa se desteje dando silbidos
en las ramas del mango.
Las hojas se sacuden el rocío
de la Luna y sus rayos.
II
El niño tiene miedo.
Miedo en sus deditos,
miedo asombro y asombro apocado.
Por él
encienden sus ojos
las nanas pícaras
que ahora se llaman astros.
bailan papeles escondidos de los adultos
entre giros y saltos.
El tiempo despunta la tapia,
se despide la inocencia
de esos primeros años
en el canto menudo y frío
la despedida de los gallos.
Los pies que rezan por los zaguanes,
el candil de mil espantos.
La infancia, a esta hora,
se queda sin juegos y sin lazos.
Luna, siempre Luna, que proyecta
Luna en la sombra de un puño,
Luna alargada en la mano.
Silencio.
El niño duerme
-inerme
sueña y duerme-
con los colores del patio.

lunes, junio 26, 2006

Luca de Tena y su Edad Prohibida

En 1958, el escritor y noble español Torcuato Luca de Tena, escribe su novela Edad Prohibida, protagonizada por la adolescencia, sus cambios y el precio que cobra el paso a la adultez.

Sus personajes:
Anastasio, un adolescente inocente y pasivo, arrancado de su hogar por la guerra, y llevado hasta su primer amor, hasta su alter ego, y hacia la confrontación con sus cambios físicos y psicológicos mientras su patria sale de la niñez de la paz hacia la vida adulta de una guerra sin sentido.
Celia, la musa, el primer amor de Anastasio, el objeto del deseo, la niña decente, recatada, con atisbos del inicio de la típica coquetería femenina.
Enrique, la antítesis de Anastasio: informal, vital, simple, inmediatista, pragmático, nada inocente. A su vez, funge como alter ego de Anastasio, quien admira su arrojo ante situaciones en las cuales Anastasio preferiría pasar desapercibido o, simplemente, evitar.

Breve Sinopsis:
España en guerra. Anastasio estrena familia y amigos. Conoce el mar mientras aprende lo que es amar por vez primera y se enfrenta, por vez primera también, a los cambios que habrán de llevarle a tomar decisiones por sí mismo y correr con las consecuencias. Pero esos cambios son dolorosos, difíciles, y requieren dar mucho de algo que nunca se recuperará, a cambio de muy poco. Es la Edad Prohibida, en la cual el adolescente se cuestiona a sí mismo y a todo su entorno.
Pasan los años, y el reencuentro con las personas que marcaron su vida, le hará entender a todos, que la vida se forja desde temprano, y que nuestros actos del pasado repercuten en la vida futura.

Mi Opinión.
Positivo:
1º- El tejido psicológico de los personajes, la representación de los cambios de la adolescencia, son plasmados de una forma cumbre en la literatura española.
2º- La intención ejemplarizante no es moralista ni fanática, sino sutil y con clase.
3º- Altísima calidad narrativa, de lo mejor de su época.
4º- Sin duda alguna, una de las mejores novelas que pueda leerse.
Negativo:
1º- Idealiza el personaje de Celia.
2º- Final feliz algo edulcorado.
3º- Poesía hermosa, pero poco profunda, muy dada a la forma y poco ganada por el interés en un contenido formal.
4º- Provoca gritarle a Anastasio: "Grow up, get a life!"

La recomiendo ampliamente.

martes, junio 20, 2006

Cuentos Blogueros (I)

Uno

"Las cosas más grandes ocurren imperceptiblemente", pensó ella, cuando empezó a notar la asidua presencia de un (una) comentarista de sus posts, quien se hacía llamar De Negro, lo cual decía mucho para no decir nada.
Era ella una bloguera en su segundo año de experiencia, quien escribía con una frecuencia semanal hechos sencillos de su cotidianeidad, con letra fluída, alegre, con verbos en voz activa y deseos pasivos. Gozaba de un buen número de amistades virtuales: ellos olían a la mujer plena con algún sueño no realizado, y coqueteaban disimuladamente o establecían un vínculo virtual, pero cálido, de amistad sincera ante el freno de la ausencia física. Ellas formaban una cofradía cerrada, reconociendo la espontánea primacía que nuestra bloguera ejercía, con simpatía y comentarios retribuídos.
Pero De Negro lo cambió todo, todo lo trastornó. Desde su aparición, ella sintió que, al fin, alguien leía entre líneas, la adivinaba, la sentía como mujer y valoraba el esfuerzo invertido en su bitácora inundada de bites, al tiempo que dejaba comentarios ambiguos que la hacían soñar y temer, dejándola vulnerable y dispuesta.
La relación con su marido, antiguo gerente petrolero ahora desempleado, se asfixiaba en una casa donde los hombres solo caben en los cortos intervalos entre su llegada y su partida; pero ahora, entre la depresión y la presencia neta el matrimonio naufragaba. Esto la empujó definitivamente hacia el rectángulo luminoso del blog... y hacia De Negro.

Dos

Todo el mundo empezó a notar el cambio.
Primero, sus escritos se hicieron crípticos, a veces ininteligibles. A los pocos días, perdió su afabilidad usada para captar adeptos, y empezó la acidez en sus comentarios en otras bitácoras. Cambió el color de su blog y abandonó los futiles escarceos del MSN, eliminando todos sus contactos... Menos uno, aunque nunca se mostraba. Al final, dejó de comentar, pero escribía febrilmente, hasta dos veces al día, y De Negro aparecía como una mancha de chocolate en vestido de primera comunión, con horror y deleite a la vez, con ese placer secreto de haber hecho algo malo y sabroso.
Pero su caballero ideal (o dama) no aparecía más que en breves y reveladores comentarios, desnudando el alma de ella, adivinando sus deseos, erizando su piel.
Empezó a imaginar cómo sería verle, tocarle, que él o ella lamiesen su cuello, rozasen sus labios y le hablasen bajito a la oreja, sintiendo su aliento agitado por el deseo. Y soñaba, ¡cuánto soñaba! Ya no le importaba su sexo, su estatura, su condición social ni estado civil o eclesiástico. Solo deseaba que apareciera para hacer con ella lo que quisiera.
Poco a poco, la familia, el trabajo, las amistades y sus más pequeñas aficiones fueron pasando a un plano sin importancia, consumida por una obsesión que no podía cristalizar.

Y Tres

El esposo sintió esa noche deseos de encararla y detener su agonía, pero confiaba que ella impondría el buen juicio de siempre, y pronto volvería a ser la misma de antes.
Lo que sí no podía entender, era por qué ella se acostaba tarde para levantarse de nuevo, sigilosamente, en la madrugada y bajar hasta la computadora... vestida cada noche de un negro incomprensible...

jueves, junio 15, 2006

EL AZOR DE PROMETEO

Herida que no curas,
ausencia con impronta de dolor.
jirones de vida maltrecha
como agua entre mis dedos.
Y el tiempo, que cumple sin fallas,
y el llanto y la nada.
Una flama que se consume
al pie del candil
sin sangre derramada.
Puede el último amor
ser el primero.
Puedo ser todo cuanto no puedo.

miércoles, junio 07, 2006

¿Periodismo versus Blogs?

En la edición del pasado 04 de Junio del diario El Nacional, de Caracas, en la página D-6, un bien escrito artículo señalaba, sin mayores referencias, que "los adeptos a los blogs han vaticinado la lenta muerte de los periódicos", y a continuación se dio a la tarea de explicar por qué este apocalipsis de papel no ocurriría.
Dice que "para el 2021 la mitad de las noticias que se produzcan en el mundo serán difundidas por los ciudadanos periodistas; individuos normales y corrientes interesados en la información, pero no en el periodismo".

Yo pienso que las noticias, en Venezuela al menos, son difundidas hoy por ciudadanos de a pie, quienes comentamos lo que entendemos (de la versión que nos presentan de los hechos) entre nosotros mismos y creamos una matriz de opinión de la masa ciudadana; no siempre cercana a la realidad, por cierto, sino a nuestras reacciones emocionales.
Continúa diciendo que "el blog periodístico sería algo así como un reality show que muestra las cosas tal cual son, con el placer de la inmediatez, con el morbo de asomarse en un resquicio de intimidad al cual nunca antes se tuvo acceso, es la entrada por la puerta de servicio a ese espacio donde todos somos iguales".
Mi parte preferida viene a continuación: "En detrimento de los blogs habría que señalar que el protagonismo y el figureo se han apoderado del joven medio. Mucho más importante que la información per se parece ser la pose que asumen la mayoría de los bloggers como los nuevos dueños de la verdad...". Negritas y cursivas cortesía de la casa.

En lo personal, he leído blogs de sexo, eróticos, hasta porno, en los cuales el o la protagonista hace alarde de una sexualidad que haría palidecer a la ninfómana más consumada, y blogs de ese corte con alta calidad e ingenio. Blogs de personas que desean llamar a lástima, conmiseración con su injusta situación, pues deberían estar en otra galaxia, a la cual pertenecen, y blogs sencillos, sin mayores pretensiones que disfrutar un rato tecleando en el ordenador. Blogs de poetas y escritores dedicados a alabarse a sí mismos e intercambiar frases elaboradas y pseudo-intelectuales, y blogs poéticos frescos, espontáneos, merecedores, pero carentes de una editorial, ya que muchas no reconocerían la calidad ni que esta las arrollara. Blogs personales deliciosos, simpáticos y pícaros, y blogs de egos inflamados y enfermos.

Para mí existen dos tipos de blogs: los que me gustan, y los otros.
Leer es un inmenso placer para mí. Desearía tener más horas libres y pasearme admirado por las verdes praderas de los blogs. Leer a mis amigos cuasi-anónimos, y soñar.