lunes, mayo 19, 2014

Desterrado

Vivir es apasionante cuando se sueña el futuro al tiempo que pisamos firme en el pasado.

De esto saben mucho los paleoantropólogos, historiadoes, sociólogos y hasta biólogos y matemáticos. El legado de nuestro pasado no solo es valioso, sino esclarecedor.

La aventura humana apenas comienza. Hace unos doscientos mil años un puñado de nuestros antepasados abandonó África; pero el planeta ya tenía cuatro mil quinientos millones de años de antigüedad.

¿Por qué esta reflexión?

La NASA y otras agencias espaciales han recortado drásticamente sus presupuestos de exploración espacial, afanados en gastos bélicos. Ahora sabemos que sí estamos solos, no porque no haya vida en otros planetas, sino porque los pacifistas sentimos que perdemos el tiempo.

En vez de detener las causas del calentamiento global, los "científicos" buscan crear una "sombrilla" de escombros entre el Sol y la Tierra para atenuar el calentamiento causado por los rayos solares. ¿Conocen los potenciales efectos negativos de tamaña osadía? ¿Le pidieron permiso a quién?

La fertilidad humana va en descenso lento pero sostenido; tanto así, que el 3% de las parejas en Francia requirió de inseminación artificial y otros métodos para tener descendencia en el 2010. Conozco un demógrafo que asegura que la Naturaleza está tomando las medidas que no debimos adoptar nosotros para controlar la explosión demográfica, la cual agotará los recursos del planeta, el cual solo puede dar cabida a nueve mil millones de humanos antes de colapsar. Pero por allí anda un ejército de especialistas en fertilidad, haciendo parir dos, tres y más hijos de una sola vez a las parejas "infértiles".

Muchos ecologistas hacen extensiva la desusada tesis del "buen salvaje" hasta los animales, y nos quieren hacer creer que, en estado natural, su existencia es paradisíaca. Allá afuera, la Naturaleza es implacable con ellos. La realidad es que nuestros primos los primates, por poner un ejemplo, tienen miles de años camino a la extinción debido a su estrategia de tener menos crías, pero mejor cuidadas, apostando porque sobrevivan gracias a estos cuidados. La extinción de algunas especies y la aparición de otras nuevas, es un proceso natural. Pero, este no es el caso de los balleneros, asesinos que, en busca de lucro, cazan ballenas sin importarles un bledo que estos animales majestuosos hayan nadado libres en los oceános millones de años antes que nosotros pusiéramos el pie en la Tierra.
La existencia humana es un breve chispazo ante los siglos y eones de existencia del Universo. Pero aquí estamos, amando menos de lo que deberíamos y odiando en exceso. Aún confinados a nuestro pequeño planeta azul, lo tratamos como a un bien desechable, odioso.
Creo que aún estamos a tiempo de ser lo que debemos ser, y no lo que hemos sido hasta ahora.