miércoles, septiembre 28, 2005

QUË SABE NADIE




Una vez, hace mucho, me invitaron a ver a Raphael, en vivo, en el Teatro Municipal. Fui con tres de las personas que más he querido en mi vida, y han permanecido. Uno solo se marchó ya, para quedarse para siempre conmigo: mi padre.

Años antes había visto una película llamada Risky Business, con un Tom Cruise obligado a actuar como los buenos. En ella, ante una sucesión de calamidades, el amigo del protagonista le dio el Santo Grial que solucionaría todos sus problemas, y le dijo, que cuando las vicisitudes le superasen, todo se arreglaba exclamando: What a fuck??!!

Por ello, cunado Raphael cantó la melodía que aquí reproduzco, me sentí identificado de inmediato. Y los años me han afianzado en esa actitud filosófica ante la vida.

Larga vida a Mr. Spock.



martes, septiembre 27, 2005

REX EST LEO



En la Edad Media, la única fuente de conocimiento provenía del estudio de las Escrituras y de Platón y Aristóteles, a lo sumo, y no de la experimentación. Las cosas hechas por el ser humano eran útiles y bellas solo si se dedicaban a alabar a Dios. Las agujas de las catedrales saludaban esta decisión apuntando al cielo, y los fieles se sentían insignificantes en las bóvedas gigantescas donde resonaba un órgano como las trompetas del Apocalipsis.

Con el Renacimiento, nacido en las ciudades-estado de Italia, en las cuales las ricas familias sabían de su valía, florecieron genios que, por vez primera, gozaban de ser considerados como practicantes de las artes especulativas: pintores, arquitectos y escultores, por primera vez al nivel de filósofos, teólogos y otros.

Andrea del Verrocchio era, después de Donatello, el más famoso precursor del Renacimiento. En 1466 recibió en su taller, en Florencia, a un chico de 14 años proveniente de la aldea de Vinci.
Allí permaneció durante al menos 10 años, trabajando duro e inventando nuevos pigmentos y colores. En 1470, este joven pintó el ángel arrodillado a la izquierda, en El Bautismo de Cristo, de Verrocchio. Al verlo, el maestro expresó su deseo de no pintar nunca más. En 1478, el joven, llamado Leonardo, se hace maestro independiente, e inicia una carrera sin igual. Pintor, escultor, geógrafo, físico, matemático, anatomista, naturalista, ingeniero... Excelente en todo.
Gran parte de su obra está irremediablemente perdida; otra gran parte, inconclusa.
Era alto, bien parecido, expansivo de carácter, persuasivo, buen músico e improvisador. Todo un personaje.
Su éxito descomunal trajo consigo acusaciones de sodomía, las cuales no fueron comprobadas nunca; pero sus estudios anatómicos y conceptos a despecho del status quo eclesiástico y civil, hicieron caer sobre él esa mancha perdurable.
Era zurdo -sinistro-, cosa grave para la época. Por ello escribía de derecha a izquierda (escritura especular); así no manchaba las hojas y dificultaba la lectura.
"La Naturaleza empieza por las causas y termina por la experiencia", escribió. "debemos proceder en dirección opuesta:empezar por la experiencia hasta llegar a las causas". Tardaron los científicos 200 años en asimilar este legado, el de la ciencia experimental.

Leonardo Da Vinci estudió anatomía en animales, personas vivientes y cadáveres. El archifamoso Vitruvio, arquitecto romano, sentenció que la figura masculina con brazos y piernas extendidos, podía ser dibujada a la perfección en un círculo o en un cuadrado. Todos lo hacían así, tomando como centro el ombligo, naturalmente. Todos, excepto Leonardo, quien tomó medidas en decenas de sujetos vivos y concluyó que el centro del cuerpo estaba en los genitales, y no en el ombligo, lo cual llevó a la hoguera a miles de dibujos pseudo-anatómicos. Además experimentó con pigmentos, colores nuevos, diseño de paracaídas, planchas de planchar ropa, artefactos voladores, aerodinamia, etc., etc. y etc.



Todo lo dudaba, todo lo comprobaba, así bien calza en él como en nadie, la máxima: ¿Mis maestros?. Qué, cómo, cuándo, dónde y por qué.


Muerte a Dan Brown


No, no pertenezco al Opus Dei. Tampoco a los Templarios.
El título de este artículo se basa en que, el autor del thriller -Novela, jamás- El Código Da Vinci utilizó recursos detestables para venderse.
Reconozco que he hecho lo que muchos, y he leído la retrospectiva de relatos de este señor (El Código, Angeles y Demonios, La Conspiración... Y muy probablemente me cale Fortaleza Digital, su primera novela, cuando salga). ¿Por qué? Pues, porque forma parte de la actualidad, de la cultura feminista y nuevaeriana, las cuales serían para mí risibles si no vinieran con todo, como vienen.

Los relatos son trepidantes, bien hilados, pero con inexactitudes lamentables, asociaciones descabelladas y elucubraciones que harían a Delia Fiallo palidecer y gritar "¡descaro!". Si desean ahondar en esto, envíenme un correo y les replicaré con un artículo de tronío, cedido por un amigo.
Dan, una pregunta: ¿Por qué no hiciste lo que hizo Rushdie, de meterse con los musulmanes?
"The ping, man! It's too dangerous!", habrías contestado, ¿verdad?

Dejemos cada cosa en su lugar: como entretenimiento, la novela pasa. Las conspiraciones forman parte de nuestras vidas. Cuando, en el devenir de los días, no conseguimos un enemigo, lo inventamos. Esto es válido en el hogar, la oficina, el país... Así somos. Por ello, las teorías conspiradoras nos agradan por igual. Caerle encima a la Iglesia Católica por la Inquisición es un deporte de hace siglos, y me recuerda al criollo que vapuleaba al español por habernos colonizado, y justificaba su acción porque él "se había enterado ayer". Además, y si vamos a medir la muerte por criterios numéricos solamente, los 80.000 ajusticiados por la Inquisición serían una "bagatela" ante las limpiezas étnicas del pasado remoto y presente.

Con esto no deseo defender a nada ni a nadie, sino poner las cosas en perspectiva, y crear interés en pensar lo leído. Sobre todo cuando tocan el genio de Leonardo.

jueves, septiembre 22, 2005

SELVA

Eres toda de selva,
con aroma de flores
y animales ignotos.
Soy lluvia para tus ríos
sedientos e impetuosos.
Puedo hollar tu suelo,
no pertenezco a tus predios.
Soy un intruso, mala compañía,
pavor de fuego,
falso sortilegio.
Das tanto de tí...
¡y tanto te arrancan!
Puedo abrazarte
sin tenerte nunca toda,
en el miedo y la ausencia,
sin culpas ni mañanas.
Vuelo de aves,
gritos secretos y follaje.
Toda tú, hojas de dolor,
renovación y permanencia.
Selva, que te marchas
en acentos de humo,
pasos verdes sin vereda.
Quiero bañarme desnudo en tus cauces
y beber tu nombre por siempre.

Rolando.

miércoles, septiembre 21, 2005

Para eso quedaste, Pasquino.



Pasquín, según la Enciclopedia Visor, es "un escrito anónimo que se fija en un lugar público, con expresiones críticas contra el gobierno o contra una persona particular o corporación determinada". El mismo camino llevan las definiciones de la RAE, Espasa y afines.

Pasquino fue un excepcional gladiador de la antigua Roma quien, al mejor estilo de la película Gladiator, de Ridley Scott, pasó de esclavo a héroe, por sus hazañas en la arena del circo romano (No, no era general antes, como el truculento Maximus de Scott). Pronto este gladiador conquistó a las multitudes, al Senado y algunas damas de cascos ligeros y corazón amplio; más aún, se ganó la libertad y una vida cortesana regalada, según la usanza de la época. Lejos de morir como Craso, tragando oro fundido, Pasquino fue honrado más allá de la muerte con una colosal y céntrica estatua, que celebraba sus victorias y honraba su memoria. Pero no solamente las aves se cebaron en ella, dejando sus "mensajes" sobre la piedra; muy pronto, los sediciosos y revolucionarios sin nombre pero con tinta de sobra, empezaron a pegar escritos anónimos en la basamenta de la estatua.
Con el tiempo, el acrónimo se volvió epónimo (y lo que estaba vice se colocó en versa, es lo mismo), y esos escritos pasaron a llamarse pasquines. La palabra resistió mejor que la escultura el paso del tiempo, y perdura hoy en día, con más fuerza aún, pues, definitivamente, quien no escribe es porque no quiere.

Pregunto yo: La opinión de las aves, bastante unánime con respecto a las esculturas de las plazas -democracia y rasero avícola- ¿no tiene nombre? Eso es injusto.

Pasquino sobrevivió a emperadores, plebe y circos; pero el honor a su nombre, me resulta dudoso.

martes, septiembre 20, 2005

Poesía, S.A.


Como yo no soy yo, represento a cualquiera
y le presto mi voz a quien aún no la tenga;
o repito otras voces que siento como mías
aunque, hasta sin querer, siempre de otra manera.
Parezco personal, mas digo lo sabidopor otros hace siglos.
O quizás, ayer mismo.Ojalá me repitan sin recordar quien fui
como ahora yo repito a un anónimo amigo.
¡Oh futuro perfecto! No hay otra permanencia
que la de ser un eco corregido por otros
que no sabrán mi nombre, ni - espero - mi aventura.
Tampoco yo sé bien quién habla en mi conciencia.
Si algún día un muchacho nos plagia sin saberlo
y en él, lo ya sabido, vuelve a ser un invento,
estaremos en él, invisibles, reales,como otros,
ahora en mí, son corazón de un ave.
Es eso, y no los versos guardados en los libros,
lo que, venciendo el tiempo, sin forma durará
en la obra colectiva y anónima, aún en ciernes,
transformando y creando conciencia impersonal.


Gabriel Celaya(Itinerario Poético, 1976)


Mejor declaración de amor y entrega por la poesía, en la comunión de todos, poetas, lectores y quienes vivimos sumergidos en ella, no es posible.

domingo, septiembre 18, 2005

EVASION CON INVASION

Hace pocos días fui "invadido" por un par de amigos,
quienes me reclamaron el estilo empleado por mí en
este blog. Intrigado, quise saber más, y el reclamo descansaba sobre la base y acusación de estar escribiendo muy por debajo de mis capacidades y aptitudes.
La alarma que acompaña a mi mente desde el momento de inflexión en el curso rectilíneo de mi vida, en el cual decidí, honrando los rancios genes familiares, radicalizar mi postura de ser yo al precio que sea necesario pagar... Pues, amigos, la dichosa alarma, dejada atrás por tantas letras, se encendió. Ellos estaban preocupados porque yo demostrase de una vez por todas mi cultura literaria y filosófica, que criticase a Kant, despellejase a Hagel (cosa fácil, por demás), citase frases célebres encomilladas y estableciese relaciones entre las ciencias naturales y las sociales. No podían entender por qué yo,
fanático de la paleoantropología, no publicaba sobre
Australopithecus, Donald Johanson o la familia Leakey, con quienes incluso me he carteado.

He ingresado al mundo de los blogs con fé irreductible en el ser humano, en sus potencialidades y capacidades netas. A nadie tengo que impresionar, a nadie tengo para escandalizar o convertir en mi seguidor. Me conozco, y ya pasé los años del pavoneo. Más bien, invité a estos amigos
míos, a mirar con renovados ojos, a pasearse por este mundo versátil, variopinto y primitivo de los blogueros.
Hoy, y quién sabe cuánto dure (¡Larga vida y libertad al
Blog!), muchas personas han salido del anonimato
para brillar con luz propia; nuevas amistades se perfilan, con peligros,
emociones y sed de aventuras, al mejor estilo verniano.
Hay de todo. Veo egos inflados, irreductibles, copiando viejas frases y nuevas posturas de la web, para simular erudición; escritores de prosa florida y vates prolíficos sedientos de aplausos; damas seductoras en la seguridad del anonimato, y las seductoras de nombre demasiado conocido y apellido desechable. Veo a quienes menosprecian a los escritores "comunes", adoptando la tesis de Blumenbach, anatomista padre del pangermanismo, quien creía en la "inferioridad" de algunas "razas" (¿Cuáles razas?). Finalmente, veo personas que son ellas mismas, sin poses, a veces desgarrando su alma en sus escritos, a veces cuidándose de los acosadores y censuradores de oficio, por lo cual cifran y depuran sus artículos, entre otras medidas.
Sobre todo, he coincidido con personas que consideran delicado y hasta peligroso escribir, mas no se detienen ante nada, y van dejando atrás proposiciones sexuales, amenazas, opiniones desconsideradas, oposición familiar y otros obstáculos, y siempre vuelven, para éxtasis de quienes compartimos este rincón excitante de néctar y acíbar.

Cada quien ve el mundo como mejor le parece, creando un mundo propio en su interior. El mío es un mundo hermoso, íntimo, pero de puertas abiertas al aire, la brisa y la lluvia. Ocasionalmente se cuela alguna hoja de otoño. Puede que la deje allí, o que, casi sin advertirlo, la lance de nuevo al capricho del viento que pasa.

Soñar es el primer paso para conquistar un sueño, amigo Walt Disney. Alexandre Dumas escribió Los Tres Mosqueteros con un fin muy claro, y un tema muy específico. Pero no todos lo entendemos igual. Yo creo que hay que respetar la visión de cada quien, recordando que respetando a los demás empieza el respeto propio.

¡Larga vida al Blog!, repito.

jueves, septiembre 15, 2005

LA IRONIA ASTADA


En el cruce de la Avenida Camoruco, hoy Av. Bolívar, con la calle Navas Spínola, se erigía el coso Arenas de Valencia. Muchos espectáculos taurinos y de diversa índole se presentaron en él. Hoy quisiera forzar la memoria de conversaciones con mi padre y las crónicas del Dr. José R. Clavo L., para relatar un hecho insólito para mí y, más insólito, en cuanto a totalmente histórico.
Un torero mallorquín, llamado Jaime Pericás, había redondeado cuatro temporadas muy exitosas en España, por lo cual, en 1940, fue contratado para torear en el Nuevo Circo de Caracas, toros de la ganadería Guayabita, resultando un éxito total. Ese mismo año, vino a Valencia, precedido de gran fama y expectación.
La tarde convenida, las gradas de madera de Arenas de Valencia amenazaban con venirse abajo. Un sol límpido calentaba el aire, ensañándose contra la techumbre de zinc que cubría los palcos. El aforo de 4000 personas estaba superado, y, los astados, de la ganadería de Miguel Márquez, esperaban por sus matadores.
Pero la magia no vino ese día a torear con Pericás. Los toros, flojos y mansos; el matador los despachó con sendos bajonazos, dispuesto a marcharse a su hotel a huir del calor. Pero el público empezó a lanzar botellas y amenazas nada veladas contra Pericás, de tal manera que la policía hubo de escoltarle hasta el Hotel Central, el cual estaba ubicado en la calle Colombia, tras la Catedral de Valencia, donde hoy funcionan los tribunales.
La turba enardecida no se vio impresionada por las fuerzas de la ley, y se apersonaron en el hotel e, incluso, intentaron derribar su pesada puerta, la cual había cerrado la administración del establecimiento para resguardar la integridad física del torero, pues pedían a gritos su cabeza. Poco a poco los ánimos se fueron calmando, y la manifestación se disolvió.

He aquí lo increíble: Jaime Pericás, humillado y herido en su orgullo profesional, exigió a la empresa valenciana, otra corrida, para la cual él regaló el toro, un impresionante animal de pura casta, de Guayabita, al cual apodaron quienes fueron a conocerle, "El Ferrocarril".

Y llegó el tan esperado día. La brisa, gentil, el sol, atento y pacato. El público, excitado, sabiendo que asistían a un evento único, insólito.
Pericás, inmóvil en el centro del ruedo, recibió al berrendo negro, brillando su pelaje como una armadura musculada, con florituras y pases para entendidos, con coraje absoluto y entrega en su arte. Toro y torero de frente, en un ritual de vida y muerte. Cuando todo terminó, llovieron sobre el ruedo paltós, zapatillas, carrieles... Tres vueltas al ruedo y fue sacado en hombros por una multitud emocionada, y no tocó el suelo con sus zapatillas hasta ser depositado gentilmente por sus admiradores, algunos de los cuales poco tiempo atrás habían pedido su cabeza, a las puertas del hotel.

No me gusta ver sufrir y luego morir, a un toro en una corrida. Pero no puedo dejar de notar, con esa visión que, de aguda, a veces lastima, que la supervivencia del toro de lidia, parece ligada a su muerte en las plazas del mundo.
Es decir, que el toro de lidia permanece como raza, solo porque puede y es dolrosamente sacrificado en los ruedos que florecen de su sangre, como un Urano terrestre traicionado por su prole.

miércoles, septiembre 14, 2005

Perlas Versus Cerdito


Desde el mismo momento en el cual, y por separado, dos damas blogueras me sugirieron unirme a esta "cadena", un bombillo rojo de alerta, con sirena incluída, titiló en mi cerebro. No se trata de miedo, ni de no echarle perlas a los puercos... ¡es que es muy duro echarle el cerdito a las perlas!, ¿OK?
Pero si algo he aprendido, es que las damas exigen, nunca ruegan, así lo hagan con la carita del minino de Shrek 2. Por ello, allá voy, no sin antes anotar que la foto mía entrando a Parque Jurásico, no pudo ser más profética.

TRES COSAS QUE...

... me asustan:
*las mentes infalibles y arrogantes.
*las mentes rastreras y cortoplazistas.
*morir ahogado.

...me hacen reír:
*yo mismo (soy muy pícaro).
*las comiquitas.
*Leslie Nielsen.

...me gustan:
*la playa, definitivamente.
*caminar bajo la lluvia.
*conversar (y ESO).

...no me gustan:
*halagos insinceros o para sacar ventaja.
*las sorpresas masturbadoras (complacen es al que las da).
*el hígado.

...no entiendo:
*la ingratitud.
*los adultos.
*el tiempo.

...en mi escritorio:
*papel y lápiz.
*mi celular (para sincronizar).
*mi PC.

...que estoy haciendo:
*pensando que no son todos los que están y...
*riéndome.
*escribiendo.

...quiero hacer antes de morir:
*vivr frente al mar.
*dedicarme a escribir.
*tener alguien a quien decir "te amo", y sentir que mi pecho se va a romper de sentimiento.

...puedo hacer:
*perseverar.
*operar vía artroscópica (AAAAAHHHHH!!!!!).
*escribir.

...no quiero tener que hacer:
*robar.
*jalar b...
*llegar a odiar a alguien.

...me gustaría aprender:
*esculpir.
*diseño web.
*pilotar helicóptero.

...bebidas:
*agua.
*ruso negro (nobody is perfect).
*café (doctorcillo al fin).

...libros:
*Edad Prohibida, de Torcuato Luca de Tena.
*La Isla Misteriosa, de Jules Verne.
*el que estoy escribiendo.

...películas:
*Star Wars.
*Cinema Paradiso.
*Blade Runner. Y un millón más.

...describen mi personalidad:
*pensador.
*sensual.
*pícaro.

...son mis pasatiempos:
*playa.
*leer/escribir.
*artroscopia, por Dios que no es un trabajo.

...pecados:
*lujuria.
*lujuria.
*¿Mencioné la... lujuria?

...Logros:
*perseverar.
*tener fé.
*enseñarme a aprender.

...aromas:
*chocolate caliente.
*carne.
*ellas recién salidas de bañarse, o sin bañarse, no importa.

lunes, septiembre 12, 2005

Who wants to live forever?

Esta es la letra de la canción de Queen. La pueden oír en el post anterior, abriendo Castpost.
La compuso Brian May, quien la musicalizó junto con Freddie Mercury.
Letra y música no tienen desperdicio. Y son de una actualidad bloguera que duele.


There´s no time for us.
There´s no place for us.
What is this thing that build our dreams,
yet slips away from us?

Who wants to live forever? (Bis).

There´s no chance for us.
It´s all decided for us.
This world has only one sweet moment
set aside for us.

Who wants to live forever?(Bis)
Who dares to love forever
when love must die?

But touch my tears with your lips.
touch my world with your fingertips
...and we can have forever
...and we can love forever.
Forever... is our TODAY.

Who wants to live forever?(Bis).
Forever is our today.
Who waits forever, anyway?


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domingo, septiembre 11, 2005

La Brisa de la Muerte.



Lo recuerdo como si fuera ayer.

Mi amigo, con marcado acento de su Cuba natal, me hizo esperar cuatro largos días antes de llevarme a conocerlo, dando excusa tras excusa. De pronto, un Sábado, tomamos un autobús azul y blanco, nos sentamos en sus incomodísimos asientos de rojo vinilo y, en algún punto de la Av. Bolívar, nos bajamos, él sonriente, yo ansioso.

No recuerdo bien a la persona a la cual conocí, a pesar de ser un personaje inusual. No me estrechó la mano, en vez de ello, en ademán rígido, inclinó hacia delante un poco su cuerpo, usando como bisagra sus caderas. Acto seguido, sin hablar, nos condujo por un salón vacío hasta el fondo. abrió las puertas de un armario y sacó de él un estuche de madera de poco más de un metro de largo.

A partir de allí, inició un rito sublime, con un cántico gutural, mientras iba destapando el estuche y luego sacando de sus capas de tela un objeto levemente curvo y alargado.

"Lo que se forja en el fuego, es alquimia, ya sea en un horno ó en la estufa de una cocinera", dijo Paracelso, el charlatán; Paracelso, el sabio.

A media luz, pude ver el mango de la katana, adornado con dos cordones con ideogramas grabados y borlas. La extraña figura no tocó la empuñadura, sino que deslizó suavemente la última capa de tela, y un brillo maligno, en oleadas, recorrió la penumbra.

Miguel Angel Buonarroti, ya lo había compuesto:

"Es con fuego que el herrero al metal domina

para darle bella forma, la imagen de su mente"

De pronto, en un gesto que me sobresaltó por lo lento del ritual anterior, el hombre se giró hacia mí y me ofreció el mango límpido y largo de la katana, mientras un caleidoscopio estallaba en las paredes del lugar, por el reflejo en la hoja del arma de la luz del Sol.

Estuve un momento inmóvil, indeciso; pero luego, con ambas manos, tomé la espada. Enseguida sentí su peso y su poder.

El mineral de hierro empezó a ser utilizado bajo su forma de más fácil consecución, el hierro meteorítico. De allí que, etimológicamente, venga del vocativo sumerio que significa "metal del cielo". Hay evidencia del uso del mineral metalífero hace unos 2500 años, proveniente de una herramienta atrapada en una pirámide. Hacia 1500 a.C., los hititas lo usaban como parte de su vida cotidiana. Pero la espada japonesa no se forjó del hierro, transformándolo en acero, hasta el 800d.C.

Cuando, a prudente distancia de los demás, tracé un rápido arco en el aire con la espada, escuché un leve silbido, un sonido que más nunca he vuelto a percibir. El hombre dijo unas palabras en un idioma que no entendí.

El fabricante de espadas, llamado Getsu, más famoso, es, sin lugar a dudas, Masamune, quien en el siglo XIII perfeccionó su arte para rechazar las avanzadas mogoles contra el Japón. Desde entonces, el ritual de fabricación de la katana ha pasado de maestro a alumno por muchos cientos de años, y quien las forja recibe el título, otorgado por el Emperador, de "Monumento Cultural Viviente". El proceso de elaboración es un ritual largo, místico, donde se hace una aleación de hierro con menos del 1% de carbón. El Getsu debe doblar cuidadosamente el lingote de metal - mientras lo callienta a unos 1500ºC- unas 15 veces, lo cual da unos treinta mil estratos (!!!); cada estrato intenta combinar magistralmente dos cualidades opuestas: la flexibilidad del caucho, con la dureza del vidrio. Así, la espada es muy dura en su punta y, al enfriarse con arcilla, presenta cristales de acero pequeños y dentados en su borde cortante, con grandes y flexibles cristales en el centro.

"El fuego de Aura Mazda es la luz que no se extingue.

Satain luchará siempre, pero la luz perdura mientras un justo

llegue al bien, más allá del dolor y del miedo"

Esto lo decían los adoradores del antiguo dios de la luz.

"La brisa de la muerte", me tradujo el hombrecillo, mirándome sin sonreír.

Miré a mi amigo y, a pesar de la inmadurez de mis años, repliqué:

"Solo la quería conocer. Yo no mataría a nadie con una espada, ni con ninguna otra cosa"

"Eres joven aún", me espetó. Y fue la primera vez que oí hablar del Tao. "El Hombre es capaz de todo, si tiene tiempo suficiente, necesidad u ocasión"

Sin dudar, pero con respeto, invertí el agarre de la katana y la devolví a su dueño, ofreciéndole la empuñadura. Casi al pasar, noté marcas en la parte gruesa de la hoja antes de quedar deslumbrado por su brillo. El hombrecillo pareció limpiarla varias veces, una de ellas con un líquido oleoso, antes de guardarla. Al poco rato, mi amigo y yo emprendimos el regreso.

La katana no rechazó a los mogoles; lo hicieron los samurais. La katana no asesinó a nadie nunca. Mutilaciones y decapitaciones las han hecho quienes las empuñan. En algún momento de la historia, los samurais degeneraron en mercenarios de baja ralea.

Tal es la condición humana. Matamos, odiamos, tememos.

Pero algunos luchan contra eso amando, perdonando, trabajando por los demás, con altruismo y sin descanso. Vaya hasta ellos mi admiración y palabra de aliento. Hoy los siento como el brillo mágico de la katana, como el fuego que le da vida a la belleza. Allá quienes empuñen a la hermana del fénix en contra de sus semejantes...

viernes, septiembre 09, 2005

Antes del Ayer

Esta canción se parece bastante a la niñez de cualquiera de nosotros. La había publicado con un artículo dedicado, pero el duende de la imprenta me protegió de mi osadía, y el texto no salió, afortunadamente. Hela aquí, la primera canción que publico.


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jueves, septiembre 08, 2005

UNO MAS



Giovanni Bologna, Jean Bolougne, Gianbologna, ó Fean Boulogne (no importa al final, pues este es el caso en el cual medio mundo se pelea su paternidad, por lo cual ya entiendo por qué aquel Emperador romano se le conoce por Nerón, a secas), fue un escultor flamenco-florentino, padre absoluto del Manierismo, y el más grande de todos los tiempos, según mi humilde opinión. Ya veinteañero, estudió dos años en Roma, y luego se asentó en Florencia, donde acuñó su carrera hasta el final de sus días.
Este caballero vio agotarse el Renacimiento, e ideó un estilo escultórico que, más que imitar a la Naturaleza y el clasicismo greco-romano, derivase en demostrar la fuerza interna y el carácter de sus obras. Así, el balance y la armonía fueron sustituídos por una intensidad emocional y una ambigüedad interpretativa espeluznantes.

Su estatua ecuestre de Cosimo I (de los Médici, familia bajo cuyo mecenazgo laboró), la cual se ve arriba, en la segunda foto, fue la primera estatua ecuestre de Florencia, y su aparición motivó miles de copias similares de muchos otros artistas famosos. Aún hoy día, es un dechado de la representación transicional entre el Renacimiento y el Barroco.

La obra que hizo famoso a Bologna empezó con un gran fracaso. El escultor Ammanati concursó contra él y ganó el derecho a constuír la Fuente de Neptuno, en la Piazza della Signoria, en Florencia, para celebrar una victoria naval de la ciudad-estado (Sí, en esa plaza estuvo un tiempo emplazado el David de Miguel Angel). Giovanni se mudó a su ciudad natal, Bologna, y realizó su concepto de la fuente, mucho más hermosa y grandiosa que la de su competidor, tal y como puede verse hoy día en la Plaza Mayor de Bologna. Y aquí podemos verla encima de la foto de Cosimo I, con un voluptuoso Neptuno en pose desenfadada y unas pléyades en posturas incitadoras.

Comentario aparte merece su primera escultura sobre El Rapto de las Sabinas, la cual, de acuerdo al ángulo que se mire, tiene un cariz emotivo y una fuerza escultórica diferente, y es considerada por mí, el tope de la escultura en cuanto a perfección técnica y temática. Años después le pidieron repitiese el tema, mas Bologna prefirió reconceptualizar El Rapto, tal cual puede verse en el grupo escultórico emplazado en Viena. Se negó siempre a repetirse, a traicionarse a sí mismo y al arte, por lo cual pagó un alto precio siempre.

Le pido a quienes me honran leyéndome, se paseen por la obra de este ser monumental, trabajador callado y fanático de la perfección de conceptos.

"Los genios empiezan las tareas que solo la gente trabajadora es capaz de concluír", dijo Albert Einstein, quien ya no está aquí para preguntarle; pero yo creo que la frase entera, la del genio-trabajador, corresponde a este escultor.

(En mi post anterior, la escultura fotografiada es de Bologna, hecha en la casa Médici de Pratolino. Mide unos 10 m. de altura).

miércoles, septiembre 07, 2005

SEIS LETRAS NADA MAS



Era tarde en la noche. El silencio batía su éter oscuro en los pasillos de la clínica. Cansado, frustrado, me senté en los primeros escalones de ese dragón absurdo que recorría en espiral las entrañas del edificio.

A lo lejos, las enfermeras se movían con un apuro medido.

De pronto, a mi lado, la vi. No fue una visión espectacular, mucho menos aterradora. Era más bien como si alguien familiar, pero molesto, se hubiese parado a mi lado.

-Ya es hora- me dijo en tono neutro.

Lo sabía. No quise decir una sola palabra. Lentamente me fui incorporando, mientras dejaba que la promesa del descanso disipase el nudo que empezaba a atenazar mi garganta. No pasó toda mi vida ante mis ojos. Mi último pensamiento estaba enfocado en pequeñas cosas, en esas personas que eran mi única responsabilidad e iba a abandonar. Me habría gustado ordenar en cierta forma sus vidas, advertirles.

Con cierta angustia, miré hacia la derecha. Al final del pasillo, tras una puerta cerrada, estaba Ella. No sabía si dormía ó agonizaba, no sabía si recordaría alguna vez un roce, una palabra mía. Solo quería verla una vez más.

La figura a mi lado siguió mi mirada con la suya, y me pareció sentirla vacilar. Tras un instante, señaló con una mano la puerta lejana.

-Puedes ir. Un momento nada más. No te va a doler mucho.

Mentira. Mientras mis pasos se arrastraban por el pasillo helado, mi torso parecía estar asido al puño de un gigante enojado, apretando un poco más a cada segundo.

Al fin, llegué jadeando al frente de la puerta, giré el pomo lentamente y, por una rendija, me asomé. Ella dormía inquieta en una cunita, con el rostro vuelto hacia mí. A su lado, de pie, pude ver una figura de lava y de roca, inamovible, que me dedicó una breve sonrisa, para continuar enseguida su vigilia de amor.

Hasta ese momento, todo había transcurrido con lentitud. Pero de pronto, en un vendaval, lo entendí. Después de tantos años de preguntar sin oír respuesta, tenía ante mí la razón de mis luchas, de los demonios que vencía día tras día, el por qué, el cómo y el cuándo. Y, sobre todo, el quién: ese era yo, y ningún otro.

Ahora sé que el amor espera, nunca desiste, nunca falla, no conoce venganza y la justicia es pequeña y mezquina ante él. Ahora sé que toda gran obra empieza con un sueño muy pequeño, con una ilusión, con un brazo tensado en la lucha. Ahora entiendo que, muchas de las cosas por las cuales me avergonzaba, eran las que hacían hombre de mí; muchas dificultades, absurdas en su momento, eran adiestramiento para todo el camino que tendría que recorrer, a solas, pues muchas personas pueden acompañarte, por largo o por corto tiempo; pero siempre, el camino que escoges lo recorres solo, al final.

-Me necesitan, y no puedo fallar- le indiqué a la figura a mi lado.

-Ya fallaste. Le fallaste a todos.

Callé, pues estaba en lo cierto. Pero algo me dijo que había una trampa en su voz.

-Volveré a empezar, de nuevo, sin mirar atrás.

Tras esas palabras, la figura me dejó en paz. Aunque nunca se marchó por completo. A veces la veo, cerca de mí, por las esquinas, en los pasillos. pero ya no le temo. Hago lo que tengo que hacer, aquello para lo cual estoy moldeado, como Proteus. Ella, la figura que nos acompaña desde el nacimiento, hará lo suyo.

¿Y Ella? Esa noche desoí al doctor. Con paso menudo, entré a la habitación y posé, muy suavemente, mis labios adoloridos sobre su frente. Creo que siempre, por siempre, los tendré allí.

lunes, septiembre 05, 2005

EL RAYO QUE NO CESA


Como el toro, he nacido para el luto

y el dolor, como el toro, estoy marcado,

por un hierro infernal en el costado

y, por varón, en la ingle con un fruto.

Como el toro, lo encuentra diminuto

todo mi corazón desmenuzado,

y del rotro y el beso enamorado,

como el toro, a tu amor se lo disputo.

Como el toro, me crezco en el castigo,

la lengua en el corazón tengo bañada,

y llevo al cuello un vendaval sonoro.

Como el toro, te sigo y te persigo,

y dejas mi deseo en una espada,

como el toro burlado, como el toro.




MIGUEL HERNANDEZ.

jueves, septiembre 01, 2005

¿TÜ TIENES PROBLEMAS?

(Monasterio de Santo Tomás)



Imagínense un instante siendo un campesino pobre en la poderosa Austria de finales del siglo XIX, sin oportunidades de salir de la pobreza, estudiar y, menos aún aspirar a un destino superior. Ahora piensen que su Emperador es el férreo español Francisco José, con sus labios abultados heredados por toda su familia. Ahora piensen en un Obispo inflexible como su superior. Piensen que, a los 21 años, usted se mete a monje para "librarse de las amargas necesidades de la vida" (Así lo declaró). Pero cuando usted recibe clases, sus maestros lo reprueban a la primera ronda y dicen es "poco perspicaz y sin claridad de pensamiento", lo cual le impide ser maestro, la única ocupación posible como monje en el monasterio de Santo Tomás. Tiene que decidir: ser un monje frustrado, el último de su orden, o... ¿Qué?

Fracasado a los 31 años, sin escapatoria, el joven campesino Johann vuelve su mirada hacia las plantas. Con muy pocos conocimientos formales, prácticamente todos ellos errados, pero con una voluntad capaz de demoler a la Ciencia como antes era concebida, durante al menos ocho años ininterrumpidos, el monjecillo frustrado se dedicó, en el jardín del monasterio, a "cultivar" guisantes (Cuidado con la Iglesia, cuidado con los esbirros del Emperador; las mentes científicas eran severamente fiscalizadas; pero él no, era un don nadie), para lo cual su experiencia como campesino fue una bendición. Nuestro don nadie estudió hasta 28 mil plantas, anotando cuidadosamente sus características, haciendo hibridación controlada, llegando a la conclusión que, en el caso de estos guisantes, debía estudiar siete características, ni una más, ni una menos (100 años después se descubrió que estas plantas tienen 7 pares de cromosomas, por lo cual solo siete variaciones genéticas podían ser estudiadas; este monje llamó "factores" a los cromosomas, desconocidos para la época, y los estudió tan a la perfección, que hoy día, todos sus postulados se llaman Leyes).

Darwin, en 1872, escribió, y cito: "Las leyes que gobiernan la herencia nos son desconocidas, (...) nadie puede explicar por qué un rasgo se hereda y otro no".

Charles Darwin debió haber leído lo que este monje había publicado en 1866, seis años antes de sus palabras, en los "Anales de la Sociedad de Historia Natural de Brunn": las leyes de la herencia, tal cual las conocemos hoy, y que nos permiten desentrañar los secretos del cromosoma, los genes y la clonación.

El monje, con una humildad extrema, envió sus ideas a científicos verdaderos académicos. El mayor de ellos, famoso por destrozar brillantes carreras, Carlos Von Nägeli, lo estimuló con estas palabras: " Considero sus números empíricos; no puede usted probar que sean racionales. Son cifras, y nada más".

Esas palabras retrasaron más de 30 años el saber científico. El monje fue nombrado abad y se dedicó a administrar el monasterio hasta el día de su muerte, a los 62 años. Le oyeron una vez decir: "Estoy feliz, porque creo que se darán cuenta pronto que tengo la razón, y podrán hacer avances sobre mis estudios que para mí hoy son imposibles". A eso lo llamo yo, don profético.

Este personaje es uno de mis preferidos, en humildad, disciplina, voluntad y paciencia. Ninguna adversidad le abatió jamás por mucho tiempo.

Ni uno solo de los postulados de Johann Gregor Mendel ha fallado, en más de 100 años de prueba. Su espíritu, intacto, parece pasear por los jardines del viejo monasterio, con una sonrisa a flor de labios.