lunes, agosto 15, 2005

RICARDO EL CHEVERE



Todos me dicen que se murió hace mucho; pero aún su voz me alcanza. Muchos me explican que copiaba a Rilke, y es verdad; pero a mí poco me importa. Otros me hablan de sus defectos graves de composición, estilo y métrica... Y yo, impávido. Casi cada día, como el viento de la noche, "que gira y canta", la canción adolescente asalta el recuerdo.

Ricardo E. Neftalí Reyes, se llama. Su papá, un anónimo empleado del ferrocarril, lo habría desollado vivo de saber que su hijo escribía cosas de maricas. Por ello, Ricardo mutó. Fue el ateo que más cantó la gloria de Dios en sus poemas; el comunista más democrático de su Patria. Sobre todo, murió para que naciera... Pablo Neruda.

En la National Gallery of London puede verse un cuadro de Velázquez con Cristo amarrado a una columna, casi agonizante, con las varas de azotar esparcidas por el suelo. De pie, un ángel reconforta al Cordero de Dios. Pero hay algo que llama la atención, que parece fuera de contexto, como lo es la presencia de albo niño, de rodillas, adorando a Jesús. Es la representación del alma humana, según el uso de la época y lo declaró el pintor.

"Desde el fondo de tí, y arrodillado/ un niño triste, como yo, nos mira", susurra la voz, y Farewell nunca será igual para mí.

Puede verse sexo, pero cuando Ricardo vio una lámina de La Piedad, de MAB, escribió: "Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,/ te pareces al mundo en tu actitud de entrega./ Mi cuerpo de labriego salvaje te socava/ y hace saltar el hijo del fondo de la tierra". ¿O, de la piedra, Ricardo? En el mismo poema, tras dos versos, continúa: "Para sobrevivrme te forjé como un arma,/ como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda." Puede ser casualidad que, la siguiente lámina del libro de Ricardo, para el momento en el cual escribió el poema, ¡fuese el David de MAB!

Es por esto, y mucho más que, en la noche de mis días, mirando sin ver el cielo nocturno, no habrá tristeza cuando el viento me traiga tus palabras, Ricardo:

"Puedo escribir los versos más tristes esta noche."

"Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido"

(Quiero declarar que parte de lo expuesto aquí fue influenciado por un ensayo de Daniel Alcoba y un diaporama mío, de años atrás. Además quiero enfatizar que, cuando poetas y novelistas escriben, cineastas dirigen, no necesariamente están plasmando sus experiencias personales, sino su particular visión de la experiencia colectiva y, a veces, su propia vida, si quieren. En mi caso, prefiero me pregunten la interpretación de lo escrito mientras estoy vivo, a que me envíen correos preguntando si murió algún ser querido ó frases como: "Yo no sabía que sufrías tanto". ¡Ja!)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Todas esas explicaciones son "necesarias" y "útiles", así nadie estará buscando rostros tras las palabras. Lástima que no se pueden usar caritas con picaditas de ojo en el Blog. Besos

Hombre Lobo dijo...

Lástima además que yo a Neruda no lo soporto. Y tía querida: la carita que quieres puedes ponerla así: ;)

Anónimo dijo...

Genial, pero extrañamente corto, el artículo. ¿Tenías flojera, o temías cansar? Conozco el diaporama tuyo al cual haces referncia, y lo que comentas aquí es una pildorita, che. De ese Ricardo tú conoces muchas, muchas cosas, y tus poéticas comparaciones, no están en tu breve escrito. Las debes, amigo.
Mauricio, Ximena.

Anónimo dijo...

....te digo que era bueno, te digo que tenía
el corazón entero a flor de pecho, que era
suave de índole, franco como la luz del día,
henchido de milagro como la primavera

....que fue cruel? olvidas, Señor, que le quería
y el sabia suya la entraña que llagaba.
¿que enturbió para siempre mis linfas de alegría?
!No importa! Tú comprende: !yo le amaba, le amaba!

Y amar (bien sabes de eso) es amargo ejercicio;
un mantener los párpados de lágrimas mojados,
un refrescar de besos las trenzas del cilicio
conservando, bajo ellas, los ojos extasiados...

(Gabriela Mistral / El Ruego / Desolación)

Anónimo dijo...

Pero Neruda no era todo dulzura y amor. Basta leer su Oda a Bolívar donde se deshacía en piropos a los ejércitos rojos españoles que mataron más curas que Diocleciano, o aquella oda a STALIN (ja ja ja) que la ñángara chilena se esfuerza en ocultar. Buen poeta, cuando escribe de amor...me gustas cuando callas, le diría yo.