martes, febrero 28, 2006

NARNIA: El Sobrino del Mago



En efecto, el primer libro de los 7 que componen la saga de Narnia, no es El León, La Bruja y El Armario, sino el supranombrado, El Sobrino del Mago.

Parece que, por razones de espectacularidad y, debido a que iban a construir una trilogía, los estudios Disney obviaron la primera entrega de Clive Staples Lewis.

El Sobrino del Mago narra las aventuras de un par de niños, Digory y Polly, quienes debido a unos anillos mágicos que abren la posibilidad de realizar viajes a otros mundos, asisten a la fundación de Narnia, acompañados por el tío de Digory, un egoista aprendiz de brujo, y seguidos por la sempiterna y angustiosa presencia de la muy malvada -pero casi risible- bruja-reina Jadis.

Casi al final del libro aparece Aslan, el león, representación del amor de Dios en Jesucristo (Magistral, por cierto), y se explica cómo se funda Narnia, cómo entra el mal a este mundo mágico, y cómo se combate este mal.

La noción del sacrificio útil, encarnado en la decisión que Digory debe tomar frente a la satánica presencia de Jadis ante el manzano mágico, es una narración de surrealista belleza, que bien vale el libro entero. Y la alegoría de adán y Eva frente al árbol, serpiente incluída, no puede ser más clara.

Me llamó la atención, que Lewis, como buen inglés, pensaba que los seres vivos estaban jerárquicamente constituídos, en este caso, jerarquizados a discreción por Aslan.

Aquí se hace referencia por vez primera al armario, mueble en el cual Lewis jugó en su infancia y en el cual su imaginación infantil lo llevó a lugares tan fantásticos como Narnia misma, y también se hace referncia al farol plantado en el Erial del Farol, gracias a un trozo del mismo traído por la reina Jadis desde Londres.

Narnia es más que un libro religioso o un libro de aventuras fantásticas: es el contacto de niños y adultos con valores fundamentales, indebatibles, pero a veces olvidados en aras de la vida muelle y el ancho sendero de la medianía.

Invito a que nos sumerjamos en estos siete libros (hasta el número tiene su significado) con mente amplia y corazón expectante. No nos defraudarán.

lunes, febrero 20, 2006

De Baltasar Gracián


" No vivir apriesa. El saber repartir las cosas es saberlas gozar; a muchos les sobra la vida y se les acaba la felicidad; malogran los contentos, que no los gozan, y querrían después volver atrás cuando se hallan tan adelante; postillones del vivir que, a más del común correr del tiempo, añaden ellos su atropellamiento genial. Querrían devorar en un día lo que apenas podrán digerir en toda la vida; viven adelantados en las felicidades, cómense los años por venir y como van con tanta priesa, acaban presto con todo: aún en el querer saber, ha de haber modo para no saber las cosas mal sabidas; son más los días que las dichas; en el gozar a espacio, en el obrar aprisa; las hazañas bien están hechas, los contentos mal acabados. "

domingo, febrero 19, 2006

CMI/MIS


La Cirugía Mínimamente Invasiva o CMI (MIS, por sus siglas en inglés) despertó con la implementación masiva de los procesos video-endoscópicos en todo el mundo, cuyo rubicón yo señalo, personal y arbitrariamente, a finales de los años setenta y, en Venezuela, a principios de los ochenta.
En el caso de la Cirugía Ortopédica, la artroscopia ha estimulado, en los años noventa, la implementación de técnicas que, si bien son abiertas (porque no pueden hacerse a través de portales de 4 a 6 mm. de longitud, como en la artroscopia), su extensión se ha reducido dramáticamente.
Así vemos como hoy puede colocarse una prótesis total de rodilla a través de una incisión de apenas 7,5 cm., cuando antes era preciso realizar heridas de 17 cm. y más.

¿Cuál es la ventaja de las pequeñas incisiones, aparte de la cosmética?
En la CMI de rodilla, por ejemplo, el trauma sobre los tejidos blandos y la rótula es menor que con la técnica convencional abierta; la pérdida de sangre es menor, no se incide ningún elemento muscular, y la recuperación es más rápida.

Sin embargo, por tratarse de una técnica relativamente nueva, aún no ha pasado la prueba capital: la de los resultados a largo plazo, es decir, de 10 a 20 años.
Aún así, recuerdo que la cirugía artroscópica fue denostada en los años setenta y ochenta por muchos cirujanos de prestigio y experiencia. Todos se han rendido ante la avasalladora evidencia a favor de esta especialidad.
Tengo fe en la CMI para reemplazos articulares en cadera, rodilla y otras zonas, y creo que ocurrirá lo mismo que con la artroscopia.
Actualmente se está desarrollando aceleradamente instrumental más pequeño, más poderoso y más duradero para cumplir con las grandes exigencias de estas cirugías. He visto nacer prótesis nuevas, separadores de tejido con luz halógena incorporada, cirugías asistidas pre y transoperatoriamente por computadoras, novedosos materiales, etc.
En 1998, cuando muchos se burlaban de la CMI, yo comenté a un grupo de colegas que ésta iba a ser la gran apuesta del primer quinquenio del siglo XXI para los Cirujanos Ortopedistas. Creo que la apuesta ya fue ganada, para bien de todos.
A pesar de la incierta situación de la atención médica en el país, de los intentos de regresión hacia etapas superadas humana, tecnológica y operacionalmente, creo que hay que tomar el riesgo calculado y entrenarse en estos procedimientos que redundarán en el bien de millones de pacientes en el mundo entero.





Entiendo que la tecnología en ocasiones ayuda a acentuar la brecha entre ricos y pobres, lo cual es algo que preocupa y debe subsanarse, pues todos los pacientes deben tener igualdad de oportunidades de acceso a las nuevas técnicas. Lo que deploro es que se pretenda pasar el rasero por lo bajo. No. Hay que implementar políticas de salud para que el pobre pueda ser atendido en condiciones cercanas a las ideales,, como todo ser humano merece, a menos que alguien sustente la tesis que hay unos más humanos que otros.

La CMI llegó para quedarse.

miércoles, febrero 15, 2006

HISTORIA MEDICA II



(Todas son reales. Ocurrieron. Las viví.)

1

Entra la ancianita al consultorio rural, ignorando la cola de "emergencias" de al menos veinte pacientes, y se queja:
-Dr., las pastillas que usted me mandó no me pasan por la garganta; usted como que es maluco; esas bichas son muy grandes.
"¿Pastillas?", pienso yo, haciendo memoria, sin poder recordar haberle recetado alguna.
La viejecita, ante mi cara de extrañeza, me extiende una muy manoseada caja de medicamentos. Yo la miro brevemente y el digo:
-Señora: yo no le mandé pastillas. Esos ¡son supositorios!


2

-Señor, son las tres de la mañana, ¿y usted viene a mi guardia a esta hora para que yo le transcriba un reposo?
-Disculpe, doctor; pero es que como yo no duermo bien, y de día hay mucha gente aquí...


3

-Señora, este es el servicio de Traumatología, y usted dice que está embarazada y está sangrando. Debe ir a Obstetricia.
-Sí, yo sé, doctor. Pero es que los doctores de allá son tan regañones... Y, además, ¿usted es Médico igual, no?


4

-Doctor, por lo menos un caucho de su camioneta va por cuenta mía, de tantas consultas que he tenido con usted.
-Efectivamente. El caucho que siempre jode y es un inútil..


5

-Doctor: vengo por una segunda opinión, porque ya me vi con el mejor artroscopista y él me dijo...
Lo corté:
-Eso es imposible, señor, porque el mejor soy yo, y es la primera vez que lo veo-. ¡Viva el ego, nojo...! Jeje.


6

El paciente a quien ya un carnicero con Parkinson había "operado", y venía buscando a un Salvador:
-Doctor: ¿usted me garantiza que todo-todo va a salir perfecto, y que voy a quedar mejor que antes?
"Tan grande y creyendo en pájaros preñados".
-Recuerde: vamos a reparar su hombro. No soy Dios. Hasta la cirugía no sabré a ciencia cierta la magnitud de sus lesiones. No puedo hacerle uno nuevo. Toda cirugía conlleva riesgos. Las estadísticas... blablabla...


7

Un pitcher:
-Doctor: ¿voy a poder lanzar a 98 millas por hora después de la cirugía?
-Claro. No veo por qué no.
Sonriendo:
-¡Menos mal! Es que yo lanzaba a 84 apenas.
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!(Dios mío).

domingo, febrero 12, 2006

TANKA PAGANA

Con gusto acojo la idea del blog de Pagana, quien me invitó a escribir un Tanka-cadena, como podrán ver en su dirección.
Invito a quien así lo desee, a llevar una chispa de mis amadas picardía y poesía a todos nuestros amigos, trasnochados y fanáticos de la web.

Por ustedes:

Buscó a la Luna
la niña enamorada.
Toda amargura
y llena de esperanza...
La niña, niña blanca.

Para saber de qué vamos:
Poema con versos 5-7-5-7-7.
Reglas poéticas españolas, a pesar de ser estructura japonesa, el Tanka; pero, ni modo.
El tercer verso es el primero de quien continúe la cadena, la cual será publicada en los comentarios del blog precedente y en el blog propio.

sábado, febrero 11, 2006

Historia Médica

Escritos recientes en otros blogs que leo han tratado temas médicos de la vida real; específicamente sucesos acontecidos al bloguero mismo o a sus familiares más cercanos. Con tristeza he visto que, en todos y cada uno de los casos, la opinión sobre la atención facultativa era de desilusión, desesperanza y rabiosa impotencia. Estos artículos me motivan a escribir el presente mío, no como contraposición, revancha ni justificación de comportamientos que, ciertamente, varios de ellos fueron o pudieran verse como errados. Nada más lejos de mi alma, a la cual trato de mantenerla aseadita, por Dios. No. Escribo para que vean una parte de la otra moneda, la mía, la de algunos Médicos quienes, a pesar de lo difícil y exigente de la profesión, tratamos de hacerlo lo mejor posible. Y, con errores, por supuesto.

Hace tres semanas me llegó un paciente de san Cristóbal, bien tempranito un Lunes por la mañana, vía Terminal del Big Low center, y se presentó en la clínica con una caterva de maletas, abrigos, chucherías y una novia siempre sonriente y amable. Pidió me llamaran, que venía a ser operado por mi.
No sin cierta extrañeza fui a la clínica para encontrarme con un hombre de 35 años, de más de un metro ochenta de estatura (lo sé porque lo comparé de inmediato conmigo, que mido 1,87) y unos cien kilogramos de peso.
"Que no le duela la rodilla ni la columna", recé por lo bajo.
Me explicó que hacía dos años había pateado, jugando fútbol, la toma de agua con la cual riegan el campo, la cual estaba "escondida" en un hoyo en la grama, y la rodilla "se le había salido". Fue intervenido de emergencia, pero quedó con una rodilla inestable, dolorosa, que le impedía bajar escaleras y aún caminar normalmente.
Lo examiné, le pedí Rx y Resonancia Magnética y, tras corroborar mi diagnóstico de lesión de ambos ligamentos cruzados y la presencia de algo libre nadando por la rodilla (lo llamamos ratón articular, en los lares traumatológicos), me pasé lo que restaba del día peleando con el Seguro del paciente, intentando convencer a un cachorrillo ignorante de toda terminología médica que yo era un profesional, y no un político dispuesto a vampirizar a mi paciente, bisturí en ristre.
El día siguiente, después que el Seguro mandase a un colega con aires de fiscal de tránsito de la Av. Bolívar, procedí a intervenir a mi ya histérico paciente, quien en sus entrañas primitivas solo sabía culparme a mí de la demora, aunque me sonriese como empleado al Jefe el día de pago de aguinaldos.
Lamentablemente la intervención fue más difícil de lo esperado, y se prolongó por cuatro insólitas (récord personal) horas.
Después de recuperación, el paciente fue llevado a su habitación. A todas estas estuve una dos horas llenando papeles, a saber: 1º-Libro de Intervenciones de la clínica. 2º-Hoja de Intervención para la Historia Clínica. 3º-Evolución. 4º-Ordenes Médicas. 5º-Pedido de Biosia. 6º-Hoja de egreso. 7º-Informe de Egreso para la clínica. 8º- Uuuf, me cansé, pero faltaron cuatro más.
El verdadero calvario empezó cuando abro la puerta de la habitación. Apenas me asomo, la novia del paciente me mira con ese rostro que pide perdón sin decirlo, el cual he visto demasiadas veces en mi vida. De inmediato, el paciente, quejándos, casi gritando, me espeta:
-¡¡Estoy muy mal, Doctor...!!
Noto de inmediato se agarra el muslo donde estuvo el torniquete insuflado.
-¿Tienes dolor?- pregunto.
¡No! Es que... ¡No siento la pierna y no puedo moverla!
Apenas dicho esto, así, de bocajarro, mi mente reactiva desbordó a mi mente analítica, y sentí el terror más grande de cuantos haya sentido en los últimos años. Mi corazón se detuvo por instantes solo para salir galopando, con amenazas de no regresar jamás. Le corté el nervio ciático, se lo corté, no volverá a caminar jamás, eran los pensamientos que me dominaban.
Sin embargo, con mi mejor cara de jugador de póker y una voz que trataba de ser "profesional", le dije:
- ¿Cómo es eso que no sientes la pierna?
Al hablar, el Médico volvió a mi cuerpo, en el cual solo había terror, y el pensamiento racional me gritaba que era imposible lo que el paciente relataba, pues ningún nervio estuvo en peligro durante la cirugía, y que era imposible, operando una rodilla, paralizar todo el miembro inferior.
Ya más calmado, mientras el paciente vociferaba que no podía mover los dedos del pie, ni la rodilla ni la cadera, tomé una aguja hipodérmica de la bandeja de tratamiento, le quité la capucha protectora y, sin previo aviso, pinché suavemente la pantorrilla del paciente quien, pegando un grito, procedió a retirar la pierna, con unos reflejos dignos de un felino.
Deseaba tornar mi mirada profesional por una asesina, pero me contuve.
-¡Doctor, le juro que no la sentía! Siento dolor, pero no tengo sensibilidad...- se excusaba.
- Tranquilo, señor. usted está recién despertando de la anestesia. además, usamos un torniquete a 350 mmHg. en su muslo, y la sensibilidad puede estar afectada inicialmente. además la cirugía se prolongó - empecé explicando yo, y alargué las explicaciones a fines de disminuir el estado de ansiedad del paciente.

Ese mismo día lo di de alta. A los dos días caminaba sin dolor. Aún me llama cada tres días, le hice dos curas y le retiré los puntos. Nunca tocó el tema de su insensibilidad ficticia, nunca se disculpó. Pero mi corazón jamás volverá a ser el mismo, y yo no podré olvidar que casi se marchó a galopar por otras praderas, lejos de mí. Tampoco nunca agradeció el haber sido bien operado, o el hecho de haberle resuelto trastornos en la rodilla inesperados sin por ello aumentar honorarios... A eso, al menos, sí que me acostumbré hace mucho. Ese es mi deber, y no hay agradecimiento que merezca quien solo cumple con lo que de él se espera.

martes, febrero 07, 2006

Esperanza de Vida


El joven médico contempló a la anciana paciente antes de entrar a la sala de Terapia Intensiva. A través del cristal de la puerta, no pudo dejar de admirarse de la gran cantidad de sondas, cables, vías y otros artilugios que entraban o salían de aquel cuerpo torturado.
Se cambió de ropa y entró, saludando al personal y dirigiéndose a un lado del lecho de la anciana.
- Hola, mi vieja - dijo, obviando desde hacía ya varios días preguntarle cómo se sentía.
Por toda respuesta, la anciana le guiñó un ojo con picardía.
Una enfermera se le unió al joven galeno y, en pocos minutos, pusieron todo en orden.
- Sigue muy mal -apuntó la enfermera-. Su único progreso ha sido destetarla del respirador, pero sus riñones están inservibles, sus...
La mente del joven se fue, lejos en el tiempo y la distancia, y empezó a imaginar una escena que la anciana le refiriera semanas antes, cuando su salud no había menguado como una rosa arrancada del rosal.
Tenía ella 18 años, y su padre la había llevado a ver el mar por vez primera. El automóvil la dejó en la orilla de la playa; ella se levantó la falda ondeante hasta los tobillos y jugueteó con la espuma que las olas traían hasta la orilla. Al poco rato, ya más envalentonada, miró a su padre a los ojos; éste le sonrió con la mirada y ella, de una corta carrerilla, se hundió hasta los tobillos en las aguas cristalinas e inquietas.
De inmediato dio media vuelta y repitió en sentido contrario su atrevida trayectoria.
Atento a todo cuanto acontecía, su papá la alzó por las axilas en el momento que una ola, más grande de lo habitual, pasaba bajo los pies de la muchacha.
El crepitar del Sol, el cántico del mar, la danza alocada de la brisa, hizo que ella por vez primera y última le dijera a su padre:
- Lo quiero mucho, Papá...
El padre no respondió. Miró a lo lejos, y preguntó:
- ¿Por qué a veces veo la vida especialmente hermosa?
Y ese fue todo el relato. Ella nunca contó qué pasó luego de esa pregunta.

El joven doctor fue sacado de su ensoñación por la voz de una segunda enfermera. El Jefe quería hablar con él.
-Aló.
-Doctor, ¿quién dio la orden de extubar a la paciente?
Ni siquiera lo saludaba. El Jefe era inflexible, académico, distante, un dios de la antigüedad clásica en la era del silicio, la fibra óptica y la comida chatarra.
- Yo. Tenía criterios claros...
Lo atajó:
- El único criterio claro aquí son mis órdenes. Esa paciente, consciente, es una amenaza contra su propia salud. Duérmala. Intúbela de nuevo. Es una orden. Y no necesito la opinión suya, de la vieja esa ni de nadie para hacer lo correcto.
El Jefe se refería a dos episodios ocurridos antes, en los cuales la paciente, en un aparente estado de sobreexcitación o crisis de pánico, se había arrancado vías y sondas, y habían tenido que sedarla y luego intubarla, para evitar males mayores.
- Lo haré ahora mismo, doctor.- Colgó.
Miró a su alrededor, primero a las dos enfermeras, luego a la anciana.
"Lo siento", pensó mirando a la anciana, la cual parecía un extraño animal de múltiples extremidades y órganos externos.
Dio las órdenes necesarias para una nueva intubación, mientras sentía que la hermosa mañana le caía como una pesada lápida sobre el pecho.
Se acercó de nuevo a la cama de la anciana sonriente.
- Mi doctor, ¿usted no cree que yo estaba loca porque quería quitarme este poco de cosas? - preguntó, señalando su periferia atestada.
- No. Sé que no estás loca.
- Disculpe si me he portado mal o lo he puesto en situacones incómodas. Es que, a veces, me canso...
El joven la mró detenidamente. Había un ruego sobre sus ojeras profundas, bajo sus ancianos ojos humedecidos.
- Vieja: tengo la respuesta.
Ella le sonrió.
- Dígala, mi doctor. Ya es hora de saberla.
- La esperanza. Es la esperanza. La esperanza de saber que es eterna...
De nuevo, esta vez más ampliamente, la anciana sonrió.
- Mi Papá lo sabía.
- Sí. Lo sabía - susurró el joven médico.
Y mientras la vida de la anciana iba languideciendo, él recitaba una oración, agradecido.
No permitió que nadie tocara el cuerpo o algún aparato. Como un cancerbero, pero de las puertas de un sitio ignoto, permaneció de pie mientras el alma de una chica se despedía del lastre que la ataba...

viernes, febrero 03, 2006

Grama de Ana / De Anagrama



Los anagramas son palabras o frases obtenidas trasponiendo las letras de otra frase o palabra.

En griego se llama anágramma, de aná, cambio, y gramma, escritura. El latín lo registra como anagramma, lo cual pone de acuerdo a ambas lenguas, excepto en el problemático acento.

Los primeros anagramas que han perdurado hasta el presente provienen del griego alejandrino Licofrón, servil y adulador cortesano, de quien yo sospecho rubricó el aserto: "Es mejor jalar b... en la sombra que escardilla bajo el Sol". Este poeta y gramático regaló a Ptolomeo (Ptolomaios), con "apo melitos", traducido como "que proviene de la miel", y a la reina Arsinoe con "Ion Eras", es decir, "violenta de Juno."

Hay millones y millones de anagramas posibles, unos muy sencillos, otros complejos; los hay ingeniosos y algunos tristemente deplorables, como es y se, el cual enfureció a un profesor de Castellano mío durante varios días. Voy a presentar algunos, la mayoría de ellos con sentido médico, y otros que se me ocurran o haya leído (Solo quisiera saber que en aquel ropero de Narnia que fue para mí la biblioteca del Colegio Don Bosco, reposa aún áquel libro, esperando por mí, treinta años después).

Quiero recordarles que jugar con las palabras es una aventura mágica y enriquecedora como pocas. Adelante.

Delira - lidera - lérida.

Necrófila - Florencia.

Metacarpiano - aparcamiento (Cómo me molesta este anglicismo último).

Costa Rica - torácicas - socrática - acróstica.

Metatarsiano - atrasamiento.

Cardiografía - radiográfica.

Incircunciso - circuncisión (¡Auch!).

Estrtabilizaremos - bestializaremos.

La Revolución francesa - un curso clave la frena.

En este mundo que nos niega las virtudes del ocio como fuente de inspiración, hagan un alto en sus vidas, transfórmense en niños y jueguen a aprender. Hay miles y miles de gratas sorpresas esperando por nosotros.