
Parte de la historia de este ser monumental se encuentra perdida en las brumas del tiempo y la leyenda.
Nació en Samos, Grecia, hacia el año 580 antes de Cristo. En su ciudad natal destaca por su inteligencia, siendo enviado a Mileto, a estudiar bajo la égida de Thales, Anaximandro, Frékides y otros.
Aún muy joven, realiza un viaje transformador a Babilonia y Egipto, encrucijadas mercantiles y del saber para la época; posiblemente visitó la India, también. De estos viajes regresa con novedosas ideas matemáticas, astronómicas y, sobre todo, religiosas, además de haber presenciado como la música oriental suena cacofónica a los oídos occidentales, por lo cual intenta darle a la música un sentido matemático puro. "Todo es número", asevera, absolutista. Nace así el pitagorismo primitivo, plétoro de ideas mezcladas orientales y occidentales.
De regreso a Samos, sus enseñanzas secretas, misteriosas, enfrentadas a la tiranía de Polícrates, hacen que Pitágoras emigre hacia Crotón, en el sur de Italia (Magna Grecia), dejando tras de sí algunos alumnos golpeados y sus escuelas incendiadas.
Crotón era rival de Síbaris, cuyos ciudadanos eran dados a la vida dispendiosa y a la ostentación, por lo cual el ascetismo y la vida sencilla de Pitágoras y sus discípulos pronto tuvieron buena acogida en Crotón.
Apenas al llegar, Pitágoras es invitado, siguiendo la tradición, a exponer sus ideas en cuatro discursos por separado: al Senado, a los jóvenes, a las mujeres y a los niños, con un éxito total.
Las escuelas pitagóricas basaban sus enseñanzas en las matemáticas (con carácter de secreto religioso, juramento incluído), la astronomía, la música y la gimnasia. Hoy día, muchas órdenes religiosas, colegios privados y sectas alrededor de todo el mundo, siguen una estructura semejante, incluso prefiriendo a los jóvenes como educandos, a la usanza pitagórica. Por otro lado, las mujeres eran bienvenidas en las escuelas, y aún no importaba la condición social o gentilicio del iniciado.
Pitágoras incluía elementos del folklore religioso de Crotón para sus enseñanzas, y distinguía dos clases de miembros en sus escuelas: los Matemáticos (Mathematikoi = conocedores) y los Acusmáticos u oyentes. Los primeros eran los más jóvenes, iniciados que aprendían a cabalidad la doctrina; los segundos participaban de la hermandad sin conocer sus bases filosóficas. Tras la muerte del maestro, los matemáticos exploraron y modificaron el saber pitagórico, considerándolo susceptible de perfección en base a sus conocimientos. Hipaso, uno de ellos, decidió violentar el secreto de la hermandad y reveló "el secreto de la esfera de doce pentágonos" y las "longitudes inconmensurables", abriendo el conocimiento al mundo; pero fue expulsado de su secta, e incluso cavaron su tumba y grabaron su lápida, simbolizando su muerte, aunque andaba por allí, esparciendo el saber. Los Acusmáticos guardaron inalterado el conocimiento del maestro, y gracias a ellos Euclides conoció el teorema de Pitágoras y otras valiosas adiciones a las matemáticas.
Contemporáneo de Buda y Confucio, Pitágoras creía en un universo armónico, regido por reglas matemáticas. Creía que la Tierra y los demás planetas eran esferas que pendían del vacío a longitudes musicales, por lo cual cantaban al girar todos, incluso el Sol y demás estrellas, alrededor de un fuego celestial. A él debemos el carácter deductivo de la Geometría y su secuencia lógica. Influenció sobre Jesucristo, Beethoven, Galileo, Leonardo Da Vinci (y todos los renacentistas en la búsqueda de la belleza en la armonía), Bertrand Russell y Darwin y los cuáqueros de todos los tiempos. El pentágono estrellado, glifo de la hermandad, y en el cual el Número Aúreo figura infinidad de veces, ha sido adorado y demonizado hasta el cansancio. Introdujo los conceptos de elipse e hipérbole, representó los números triangulares, cuadrados y pentagonales, base de la Teoría de los Números, introdujo el concepto de Gnomón, y sentó las bases matemáticas para la música, al afirmar: "Una cuerda -unidad- reducida a la 1/2, produce una octava al vibrar (Do natural); si vibra a los 3/4, se obtiene la cuarta (Fa); en las 2/3 partes da la quinta (Sol)."
Pitágoras estaba en el colmo de la felicidad: los números implicados en estas proporciones eran el 1, 2, 3, y 4 (Tetraktis), los cuales suman 10, el número ideal que simbolizaba el Universo.
"Ama a Dios sobre todas las cosas. El alma es inmortal y transmuta. Somos de naturaleza divina."
"Nada nuevo bajo el Sol. Ciclos, que se suceden."
"Todos los seres vivos estamos emparentados."
Palabras del maestro.
Los ecos de su sabiduría aún llegan hasta nosotros.