miércoles, septiembre 14, 2005

Perlas Versus Cerdito


Desde el mismo momento en el cual, y por separado, dos damas blogueras me sugirieron unirme a esta "cadena", un bombillo rojo de alerta, con sirena incluída, titiló en mi cerebro. No se trata de miedo, ni de no echarle perlas a los puercos... ¡es que es muy duro echarle el cerdito a las perlas!, ¿OK?
Pero si algo he aprendido, es que las damas exigen, nunca ruegan, así lo hagan con la carita del minino de Shrek 2. Por ello, allá voy, no sin antes anotar que la foto mía entrando a Parque Jurásico, no pudo ser más profética.

TRES COSAS QUE...

... me asustan:
*las mentes infalibles y arrogantes.
*las mentes rastreras y cortoplazistas.
*morir ahogado.

...me hacen reír:
*yo mismo (soy muy pícaro).
*las comiquitas.
*Leslie Nielsen.

...me gustan:
*la playa, definitivamente.
*caminar bajo la lluvia.
*conversar (y ESO).

...no me gustan:
*halagos insinceros o para sacar ventaja.
*las sorpresas masturbadoras (complacen es al que las da).
*el hígado.

...no entiendo:
*la ingratitud.
*los adultos.
*el tiempo.

...en mi escritorio:
*papel y lápiz.
*mi celular (para sincronizar).
*mi PC.

...que estoy haciendo:
*pensando que no son todos los que están y...
*riéndome.
*escribiendo.

...quiero hacer antes de morir:
*vivr frente al mar.
*dedicarme a escribir.
*tener alguien a quien decir "te amo", y sentir que mi pecho se va a romper de sentimiento.

...puedo hacer:
*perseverar.
*operar vía artroscópica (AAAAAHHHHH!!!!!).
*escribir.

...no quiero tener que hacer:
*robar.
*jalar b...
*llegar a odiar a alguien.

...me gustaría aprender:
*esculpir.
*diseño web.
*pilotar helicóptero.

...bebidas:
*agua.
*ruso negro (nobody is perfect).
*café (doctorcillo al fin).

...libros:
*Edad Prohibida, de Torcuato Luca de Tena.
*La Isla Misteriosa, de Jules Verne.
*el que estoy escribiendo.

...películas:
*Star Wars.
*Cinema Paradiso.
*Blade Runner. Y un millón más.

...describen mi personalidad:
*pensador.
*sensual.
*pícaro.

...son mis pasatiempos:
*playa.
*leer/escribir.
*artroscopia, por Dios que no es un trabajo.

...pecados:
*lujuria.
*lujuria.
*¿Mencioné la... lujuria?

...Logros:
*perseverar.
*tener fé.
*enseñarme a aprender.

...aromas:
*chocolate caliente.
*carne.
*ellas recién salidas de bañarse, o sin bañarse, no importa.

lunes, septiembre 12, 2005

Who wants to live forever?

Esta es la letra de la canción de Queen. La pueden oír en el post anterior, abriendo Castpost.
La compuso Brian May, quien la musicalizó junto con Freddie Mercury.
Letra y música no tienen desperdicio. Y son de una actualidad bloguera que duele.


There´s no time for us.
There´s no place for us.
What is this thing that build our dreams,
yet slips away from us?

Who wants to live forever? (Bis).

There´s no chance for us.
It´s all decided for us.
This world has only one sweet moment
set aside for us.

Who wants to live forever?(Bis)
Who dares to love forever
when love must die?

But touch my tears with your lips.
touch my world with your fingertips
...and we can have forever
...and we can love forever.
Forever... is our TODAY.

Who wants to live forever?(Bis).
Forever is our today.
Who waits forever, anyway?


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domingo, septiembre 11, 2005

La Brisa de la Muerte.



Lo recuerdo como si fuera ayer.

Mi amigo, con marcado acento de su Cuba natal, me hizo esperar cuatro largos días antes de llevarme a conocerlo, dando excusa tras excusa. De pronto, un Sábado, tomamos un autobús azul y blanco, nos sentamos en sus incomodísimos asientos de rojo vinilo y, en algún punto de la Av. Bolívar, nos bajamos, él sonriente, yo ansioso.

No recuerdo bien a la persona a la cual conocí, a pesar de ser un personaje inusual. No me estrechó la mano, en vez de ello, en ademán rígido, inclinó hacia delante un poco su cuerpo, usando como bisagra sus caderas. Acto seguido, sin hablar, nos condujo por un salón vacío hasta el fondo. abrió las puertas de un armario y sacó de él un estuche de madera de poco más de un metro de largo.

A partir de allí, inició un rito sublime, con un cántico gutural, mientras iba destapando el estuche y luego sacando de sus capas de tela un objeto levemente curvo y alargado.

"Lo que se forja en el fuego, es alquimia, ya sea en un horno ó en la estufa de una cocinera", dijo Paracelso, el charlatán; Paracelso, el sabio.

A media luz, pude ver el mango de la katana, adornado con dos cordones con ideogramas grabados y borlas. La extraña figura no tocó la empuñadura, sino que deslizó suavemente la última capa de tela, y un brillo maligno, en oleadas, recorrió la penumbra.

Miguel Angel Buonarroti, ya lo había compuesto:

"Es con fuego que el herrero al metal domina

para darle bella forma, la imagen de su mente"

De pronto, en un gesto que me sobresaltó por lo lento del ritual anterior, el hombre se giró hacia mí y me ofreció el mango límpido y largo de la katana, mientras un caleidoscopio estallaba en las paredes del lugar, por el reflejo en la hoja del arma de la luz del Sol.

Estuve un momento inmóvil, indeciso; pero luego, con ambas manos, tomé la espada. Enseguida sentí su peso y su poder.

El mineral de hierro empezó a ser utilizado bajo su forma de más fácil consecución, el hierro meteorítico. De allí que, etimológicamente, venga del vocativo sumerio que significa "metal del cielo". Hay evidencia del uso del mineral metalífero hace unos 2500 años, proveniente de una herramienta atrapada en una pirámide. Hacia 1500 a.C., los hititas lo usaban como parte de su vida cotidiana. Pero la espada japonesa no se forjó del hierro, transformándolo en acero, hasta el 800d.C.

Cuando, a prudente distancia de los demás, tracé un rápido arco en el aire con la espada, escuché un leve silbido, un sonido que más nunca he vuelto a percibir. El hombre dijo unas palabras en un idioma que no entendí.

El fabricante de espadas, llamado Getsu, más famoso, es, sin lugar a dudas, Masamune, quien en el siglo XIII perfeccionó su arte para rechazar las avanzadas mogoles contra el Japón. Desde entonces, el ritual de fabricación de la katana ha pasado de maestro a alumno por muchos cientos de años, y quien las forja recibe el título, otorgado por el Emperador, de "Monumento Cultural Viviente". El proceso de elaboración es un ritual largo, místico, donde se hace una aleación de hierro con menos del 1% de carbón. El Getsu debe doblar cuidadosamente el lingote de metal - mientras lo callienta a unos 1500ºC- unas 15 veces, lo cual da unos treinta mil estratos (!!!); cada estrato intenta combinar magistralmente dos cualidades opuestas: la flexibilidad del caucho, con la dureza del vidrio. Así, la espada es muy dura en su punta y, al enfriarse con arcilla, presenta cristales de acero pequeños y dentados en su borde cortante, con grandes y flexibles cristales en el centro.

"El fuego de Aura Mazda es la luz que no se extingue.

Satain luchará siempre, pero la luz perdura mientras un justo

llegue al bien, más allá del dolor y del miedo"

Esto lo decían los adoradores del antiguo dios de la luz.

"La brisa de la muerte", me tradujo el hombrecillo, mirándome sin sonreír.

Miré a mi amigo y, a pesar de la inmadurez de mis años, repliqué:

"Solo la quería conocer. Yo no mataría a nadie con una espada, ni con ninguna otra cosa"

"Eres joven aún", me espetó. Y fue la primera vez que oí hablar del Tao. "El Hombre es capaz de todo, si tiene tiempo suficiente, necesidad u ocasión"

Sin dudar, pero con respeto, invertí el agarre de la katana y la devolví a su dueño, ofreciéndole la empuñadura. Casi al pasar, noté marcas en la parte gruesa de la hoja antes de quedar deslumbrado por su brillo. El hombrecillo pareció limpiarla varias veces, una de ellas con un líquido oleoso, antes de guardarla. Al poco rato, mi amigo y yo emprendimos el regreso.

La katana no rechazó a los mogoles; lo hicieron los samurais. La katana no asesinó a nadie nunca. Mutilaciones y decapitaciones las han hecho quienes las empuñan. En algún momento de la historia, los samurais degeneraron en mercenarios de baja ralea.

Tal es la condición humana. Matamos, odiamos, tememos.

Pero algunos luchan contra eso amando, perdonando, trabajando por los demás, con altruismo y sin descanso. Vaya hasta ellos mi admiración y palabra de aliento. Hoy los siento como el brillo mágico de la katana, como el fuego que le da vida a la belleza. Allá quienes empuñen a la hermana del fénix en contra de sus semejantes...

viernes, septiembre 09, 2005

Antes del Ayer

Esta canción se parece bastante a la niñez de cualquiera de nosotros. La había publicado con un artículo dedicado, pero el duende de la imprenta me protegió de mi osadía, y el texto no salió, afortunadamente. Hela aquí, la primera canción que publico.


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jueves, septiembre 08, 2005

UNO MAS



Giovanni Bologna, Jean Bolougne, Gianbologna, ó Fean Boulogne (no importa al final, pues este es el caso en el cual medio mundo se pelea su paternidad, por lo cual ya entiendo por qué aquel Emperador romano se le conoce por Nerón, a secas), fue un escultor flamenco-florentino, padre absoluto del Manierismo, y el más grande de todos los tiempos, según mi humilde opinión. Ya veinteañero, estudió dos años en Roma, y luego se asentó en Florencia, donde acuñó su carrera hasta el final de sus días.
Este caballero vio agotarse el Renacimiento, e ideó un estilo escultórico que, más que imitar a la Naturaleza y el clasicismo greco-romano, derivase en demostrar la fuerza interna y el carácter de sus obras. Así, el balance y la armonía fueron sustituídos por una intensidad emocional y una ambigüedad interpretativa espeluznantes.

Su estatua ecuestre de Cosimo I (de los Médici, familia bajo cuyo mecenazgo laboró), la cual se ve arriba, en la segunda foto, fue la primera estatua ecuestre de Florencia, y su aparición motivó miles de copias similares de muchos otros artistas famosos. Aún hoy día, es un dechado de la representación transicional entre el Renacimiento y el Barroco.

La obra que hizo famoso a Bologna empezó con un gran fracaso. El escultor Ammanati concursó contra él y ganó el derecho a constuír la Fuente de Neptuno, en la Piazza della Signoria, en Florencia, para celebrar una victoria naval de la ciudad-estado (Sí, en esa plaza estuvo un tiempo emplazado el David de Miguel Angel). Giovanni se mudó a su ciudad natal, Bologna, y realizó su concepto de la fuente, mucho más hermosa y grandiosa que la de su competidor, tal y como puede verse hoy día en la Plaza Mayor de Bologna. Y aquí podemos verla encima de la foto de Cosimo I, con un voluptuoso Neptuno en pose desenfadada y unas pléyades en posturas incitadoras.

Comentario aparte merece su primera escultura sobre El Rapto de las Sabinas, la cual, de acuerdo al ángulo que se mire, tiene un cariz emotivo y una fuerza escultórica diferente, y es considerada por mí, el tope de la escultura en cuanto a perfección técnica y temática. Años después le pidieron repitiese el tema, mas Bologna prefirió reconceptualizar El Rapto, tal cual puede verse en el grupo escultórico emplazado en Viena. Se negó siempre a repetirse, a traicionarse a sí mismo y al arte, por lo cual pagó un alto precio siempre.

Le pido a quienes me honran leyéndome, se paseen por la obra de este ser monumental, trabajador callado y fanático de la perfección de conceptos.

"Los genios empiezan las tareas que solo la gente trabajadora es capaz de concluír", dijo Albert Einstein, quien ya no está aquí para preguntarle; pero yo creo que la frase entera, la del genio-trabajador, corresponde a este escultor.

(En mi post anterior, la escultura fotografiada es de Bologna, hecha en la casa Médici de Pratolino. Mide unos 10 m. de altura).

miércoles, septiembre 07, 2005

SEIS LETRAS NADA MAS



Era tarde en la noche. El silencio batía su éter oscuro en los pasillos de la clínica. Cansado, frustrado, me senté en los primeros escalones de ese dragón absurdo que recorría en espiral las entrañas del edificio.

A lo lejos, las enfermeras se movían con un apuro medido.

De pronto, a mi lado, la vi. No fue una visión espectacular, mucho menos aterradora. Era más bien como si alguien familiar, pero molesto, se hubiese parado a mi lado.

-Ya es hora- me dijo en tono neutro.

Lo sabía. No quise decir una sola palabra. Lentamente me fui incorporando, mientras dejaba que la promesa del descanso disipase el nudo que empezaba a atenazar mi garganta. No pasó toda mi vida ante mis ojos. Mi último pensamiento estaba enfocado en pequeñas cosas, en esas personas que eran mi única responsabilidad e iba a abandonar. Me habría gustado ordenar en cierta forma sus vidas, advertirles.

Con cierta angustia, miré hacia la derecha. Al final del pasillo, tras una puerta cerrada, estaba Ella. No sabía si dormía ó agonizaba, no sabía si recordaría alguna vez un roce, una palabra mía. Solo quería verla una vez más.

La figura a mi lado siguió mi mirada con la suya, y me pareció sentirla vacilar. Tras un instante, señaló con una mano la puerta lejana.

-Puedes ir. Un momento nada más. No te va a doler mucho.

Mentira. Mientras mis pasos se arrastraban por el pasillo helado, mi torso parecía estar asido al puño de un gigante enojado, apretando un poco más a cada segundo.

Al fin, llegué jadeando al frente de la puerta, giré el pomo lentamente y, por una rendija, me asomé. Ella dormía inquieta en una cunita, con el rostro vuelto hacia mí. A su lado, de pie, pude ver una figura de lava y de roca, inamovible, que me dedicó una breve sonrisa, para continuar enseguida su vigilia de amor.

Hasta ese momento, todo había transcurrido con lentitud. Pero de pronto, en un vendaval, lo entendí. Después de tantos años de preguntar sin oír respuesta, tenía ante mí la razón de mis luchas, de los demonios que vencía día tras día, el por qué, el cómo y el cuándo. Y, sobre todo, el quién: ese era yo, y ningún otro.

Ahora sé que el amor espera, nunca desiste, nunca falla, no conoce venganza y la justicia es pequeña y mezquina ante él. Ahora sé que toda gran obra empieza con un sueño muy pequeño, con una ilusión, con un brazo tensado en la lucha. Ahora entiendo que, muchas de las cosas por las cuales me avergonzaba, eran las que hacían hombre de mí; muchas dificultades, absurdas en su momento, eran adiestramiento para todo el camino que tendría que recorrer, a solas, pues muchas personas pueden acompañarte, por largo o por corto tiempo; pero siempre, el camino que escoges lo recorres solo, al final.

-Me necesitan, y no puedo fallar- le indiqué a la figura a mi lado.

-Ya fallaste. Le fallaste a todos.

Callé, pues estaba en lo cierto. Pero algo me dijo que había una trampa en su voz.

-Volveré a empezar, de nuevo, sin mirar atrás.

Tras esas palabras, la figura me dejó en paz. Aunque nunca se marchó por completo. A veces la veo, cerca de mí, por las esquinas, en los pasillos. pero ya no le temo. Hago lo que tengo que hacer, aquello para lo cual estoy moldeado, como Proteus. Ella, la figura que nos acompaña desde el nacimiento, hará lo suyo.

¿Y Ella? Esa noche desoí al doctor. Con paso menudo, entré a la habitación y posé, muy suavemente, mis labios adoloridos sobre su frente. Creo que siempre, por siempre, los tendré allí.

lunes, septiembre 05, 2005

EL RAYO QUE NO CESA


Como el toro, he nacido para el luto

y el dolor, como el toro, estoy marcado,

por un hierro infernal en el costado

y, por varón, en la ingle con un fruto.

Como el toro, lo encuentra diminuto

todo mi corazón desmenuzado,

y del rotro y el beso enamorado,

como el toro, a tu amor se lo disputo.

Como el toro, me crezco en el castigo,

la lengua en el corazón tengo bañada,

y llevo al cuello un vendaval sonoro.

Como el toro, te sigo y te persigo,

y dejas mi deseo en una espada,

como el toro burlado, como el toro.




MIGUEL HERNANDEZ.

jueves, septiembre 01, 2005

¿TÜ TIENES PROBLEMAS?

(Monasterio de Santo Tomás)



Imagínense un instante siendo un campesino pobre en la poderosa Austria de finales del siglo XIX, sin oportunidades de salir de la pobreza, estudiar y, menos aún aspirar a un destino superior. Ahora piensen que su Emperador es el férreo español Francisco José, con sus labios abultados heredados por toda su familia. Ahora piensen en un Obispo inflexible como su superior. Piensen que, a los 21 años, usted se mete a monje para "librarse de las amargas necesidades de la vida" (Así lo declaró). Pero cuando usted recibe clases, sus maestros lo reprueban a la primera ronda y dicen es "poco perspicaz y sin claridad de pensamiento", lo cual le impide ser maestro, la única ocupación posible como monje en el monasterio de Santo Tomás. Tiene que decidir: ser un monje frustrado, el último de su orden, o... ¿Qué?

Fracasado a los 31 años, sin escapatoria, el joven campesino Johann vuelve su mirada hacia las plantas. Con muy pocos conocimientos formales, prácticamente todos ellos errados, pero con una voluntad capaz de demoler a la Ciencia como antes era concebida, durante al menos ocho años ininterrumpidos, el monjecillo frustrado se dedicó, en el jardín del monasterio, a "cultivar" guisantes (Cuidado con la Iglesia, cuidado con los esbirros del Emperador; las mentes científicas eran severamente fiscalizadas; pero él no, era un don nadie), para lo cual su experiencia como campesino fue una bendición. Nuestro don nadie estudió hasta 28 mil plantas, anotando cuidadosamente sus características, haciendo hibridación controlada, llegando a la conclusión que, en el caso de estos guisantes, debía estudiar siete características, ni una más, ni una menos (100 años después se descubrió que estas plantas tienen 7 pares de cromosomas, por lo cual solo siete variaciones genéticas podían ser estudiadas; este monje llamó "factores" a los cromosomas, desconocidos para la época, y los estudió tan a la perfección, que hoy día, todos sus postulados se llaman Leyes).

Darwin, en 1872, escribió, y cito: "Las leyes que gobiernan la herencia nos son desconocidas, (...) nadie puede explicar por qué un rasgo se hereda y otro no".

Charles Darwin debió haber leído lo que este monje había publicado en 1866, seis años antes de sus palabras, en los "Anales de la Sociedad de Historia Natural de Brunn": las leyes de la herencia, tal cual las conocemos hoy, y que nos permiten desentrañar los secretos del cromosoma, los genes y la clonación.

El monje, con una humildad extrema, envió sus ideas a científicos verdaderos académicos. El mayor de ellos, famoso por destrozar brillantes carreras, Carlos Von Nägeli, lo estimuló con estas palabras: " Considero sus números empíricos; no puede usted probar que sean racionales. Son cifras, y nada más".

Esas palabras retrasaron más de 30 años el saber científico. El monje fue nombrado abad y se dedicó a administrar el monasterio hasta el día de su muerte, a los 62 años. Le oyeron una vez decir: "Estoy feliz, porque creo que se darán cuenta pronto que tengo la razón, y podrán hacer avances sobre mis estudios que para mí hoy son imposibles". A eso lo llamo yo, don profético.

Este personaje es uno de mis preferidos, en humildad, disciplina, voluntad y paciencia. Ninguna adversidad le abatió jamás por mucho tiempo.

Ni uno solo de los postulados de Johann Gregor Mendel ha fallado, en más de 100 años de prueba. Su espíritu, intacto, parece pasear por los jardines del viejo monasterio, con una sonrisa a flor de labios.