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Esa madrugada, en el único quirófano iluminado del viejo hospital, iba a librarse una lucha inusual.
El anestesiólogo presenció enmudecido la entrada de dos hombres vestidos con ropa de calle y cubiertos los rostros con raídos pasamontañas, esgrimiendo cada uno sendas armas de fuego.
-¡No se muevan! ¡Esto es un asalto!- gritó uno de ellos.
El cirujano parecía sordo, pues continuó su cirugía como si nada; esto contuvo el pánico de sus ayudantes quienes, tras vacilar brevemente, siguieron en lo suyo.
- ¿Están locos? ¡Esto es un quirófano, por Dios!- dijo el anestesiólogo sin salir de su asombro.
- ¡Cállate o te mueres! ¡Denme joyas y dineró, rápido!
Por vez primera, el cirujano levantó la mirada del campo qurúrgico. Un aditamento luminoso adosado a su frente le daba un aura extrahumana. Miró al asaltante sin revelar sentimiento alguno con su rostro, y le dijo:
- Aquí no hay nada de valor. Todo lo tenemos guardado en unos casilleros, en los vestuarios.
El asaltante lo apuntó al rostro con el arma.
- Denme las llaves de los casilleros o los mato. ¡Ya!
El cirujano mró al anestesiólogo, y le dijo:
- Dáselas. Las tenemos bajo las batas, en el bolsillo del mono. Dale las tuyas también.
Una vez en poder de las llaves, el asaltante que no había hablado se marchó hasta los vestidores, ubicados a la entrada de los quirófanos, mientras su compañero se quedaba amenazando a los presentes.
Pero el antisocial, nada familiarizado con el ambiente quirúrgico, dio en un momento dado la espalda al cirujano. Este, sin perder un segundo, tomó un martillo quirúrgico, manchado con sangre del paciente, y pudo verse un relámpago plateado golpear en el cráneo al asaltante.
El golpe del cuerpo exánime al caer al piso secundó al del martillazo contra el cráneo.
Nadie gritó en el quirófano.
El cirujano, sin titubear, se dirigió a los vestuarios de caballeros, abrió la puerta y, apenas divisó a su objetivo distraído vaciando un casillero, le asestó dos martillazos, el primero en el cuello y el segundo, mejor calculado, en la sien.
Temblando, pero aún esgrimiendo el martillo, regresó al quirófano, donde el personal examinaba el cuerpo tirado en el suelo.
- Está muerto - dijo el anestesiólogo.
El cirujano dejó caer el martillo al piso, y dijo:
-Vamos a arreglar esto. Tenemos trabajo por hacer.
Y señaló al paciente que, anestesiado, esperaba culminasen la intervención.
2
Amanecía cuando empezaron a oirse las sirenas de las patrullas de la policía.
El cirujano se levantó del sillón que dominaba la sala de estar del área quirúrgica. Se veía cansado, pero nadie de los allí reunidos comentó nada.
- Entregas la guardia por mí - dijo el cirujano a su ayudante más experimentado, quien asintió con fuerza.
Salió a la luz brevemente, y pronto fue sacado del hospital por una nutrida escolta policial.
3
Los investigadores de la policía pronto empezaron a desear cambiar de trabajo. Durante dos semanas contínuas recibieron la visita de decenas de trabjadores del hospital, quienes confesaban haber despachado al par de delincuentes. El personal de guardia confesó un linchamiento masivo, y hasta parte del personal que se encontraba de vacaciones confesó el crimen.
Ante semejante escenario, la policía aplicó la estrategia gordiana latinoamericana y, recordando a Fuenteovejuna, archivó el asunto.
El cirujano se convirtió en una suerte de héroe hospitalario durante un tiempo. Pero la memoria latinoamericana dura poco, y pronto se vio envuelto en una nueva aventura.
Pero esa, es otra historia.
34 comentarios:
Muy bueno... el martillo defensor!!
Me gusta me gusta me gusta...
Quiero más historias del cirujano!!!
Que bien pasar por aquí!!!
Saludos
Me quedè enganchanda con esa historia del cirujano! Lo pone a uno a pensar: què habrìa hecho yo si fuera èl?
Esperarè la pròxima!!!
Saluditos! :D
¡¡¡Co...!!! quedé como en la cuña de Tang...¡Quiero más!
Demasiado bueno!!!
Saludos Dr.
Como serán esas operaciones de aburridas, que permiten tanta creatividad entre puntada y puntada!
Tal vez una grabadora escondidad en un quirófano nos diga historias mas espelusnantes!
Un gran saludo amigo, disfruté mucho la historia.
Andrés: qué bueno tenerte por acá, amigo. Sí, es difícil de entender. y eso que está basado en la deformación de un hecho real.
Zeucita: ver esos martillos de acero inoxidables es espeluznante. Los hay de más de medio kg. Y brillan como el de Thor.
Rigo: feliz de "verte" por acá. Gracias, y saludos a Chicha.
Waricha: aunque nunca he sido víctima de un asalto, muchas cosas extrañas me han ocurrido operando; y me he hecho miles de vecs la misma pregunta que te haces.
Javier: gracias. No he visto la cuña :((
Amigo Carlos: jajaja, me dajas sin respuesta; pero no, no son aburridas. Jamás. Siempre hay adrenalina.
Saludos.
Hola Prot!! Excelente "Historia Médica", me ha gustado mucho ese cirujano tan asertivo, puesto que supongo que hasta el paciente salió muy bien de su operación.
El componente "Yo soy Espartaco" del cuento, me hizo sentir bien, que todavía las personas se unen por la justicia.
Saludos!!
Câline: Fuenteovejuna vive. Lo de Espartaco, me lo recordaste (lo había olvidado), una película que todo el que guste del buen cine debería ver.
He paseado por tu blog que me ha parecido interesante. Desde esta historia algo loca, hasta el escrito donde hablas de Defoe.
ha sido una grata visita a tu casa
anngiels te deja un saludito desde el sur
El arma finalmente utilizada de manera letal por un preciso y frío cirujano... ¿tenía anestesia parcial el intervenido?
Besos, me sorprendió este post.
se me colgo el comentario....buuhhh!!
again..!!
WOW...increible historia, igual me hizo pensar en THOR, y el martillo justiciero.
Tenia una deuda con usted Dr., queria devolerv las visitas y rpobadas en mi blog, y aca estoy.
La historia que narra de modo magistral, me sorprende mucho, pero es muy proximo a nuestra realidad. Sorprende de igual manera la solidaridad del equipo de quirofano, sera que al final la justicia estara en nuestras propias manos...
saluitos Dr....!!!
Lástima... Me recordaste que hace un par de años, mi tía fue víctima de un desgraciado durante una guardia como interna de cirugía. A Dios gracias, no logró violarla porque sus gritos y patadas le salvaron de perder la vida y la confianza en la especie, pero igual le asestó varias heridas en su piel y su alma. El personal que estaba de guardia fue en su auxilio de inmediato al escuchar sus gritos, pero el delincuente escapó pues además del arma blanca andaba también "enhierrado", y amenazó a todos para que le dejaran escapar. Lo más triste es que el malhechor era uno más en la emergencia, que supuestamente acompañaba a alguien más, y que simplemente se prestó gustoso para acompañar a mi tía con una silla de ruedas al otro extremo de la dependencia. Allí comprendí que cuando mi madre, mis tíos, abuelos y primos decían que en una emergencia pasa de todo, es cierto.
Eso es una historia verídica? :O
Nunca deja de sorprenderme doc...
Un beso
HOla, me encanto tu cuento. Breve, claro y con un mensaje profundo. Saludos, volvere por aqui!
Esta historia es muy MUY buena, me sorprende que sea tan corta, pero sin duda espectacular... excelente.
...
Todo lo mejor para ti.
PS: Y te conozco, tú me conoces, ambos nos conocemos.
Una prosa que engancha hasta el desenlace final....Pero esa es otra historia, y la historia se repite.
Es muy buena..) me encantó Protheus! espero que se repita;;))
un besito y feliz semana
La leí completita y me gustó muchísimo!!!
Ojalá sigas escribiendo este tipo de historias que nos mantienen pegados a nuestra silla al borde de la desesperación por saber qué pasará después...
Oye Protheus, aprovecho para decirte que HOY he colocado un link en mi blog hacia el tuyo.-
Ojalá puedas corresponderme, sería un placer estar en un blog tan importante como el tuyo.-
Saludos Cordiales desde México hasta Venezuela!!!
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Prot buenísima historia! más! más! MUACK
Prot:
¡Brillante pana! Un tipo con el pragmatismo de ese cirujano se merece un honoris causa en Ciencias Policiales... amén del Fuenteovejuna, que siempre es reconciliador en medio de una dinámica que nos hace más propensos a la indolencia que a la solidaridad.
¡Otro más! ¡por favor! Un abrazo enorme,
Me ha encantado este relato.
He pasado por aquí gracias al comentario que dejaste en mi último post.
Ya estás en mis favoritos y coincido con tu idea de escribir con calidad y honestidad.
Me ha gustado el estilo que encontré en tus historias. Te sigo leyendo...
¿quien mata a hierro puede morir a martillazo? MUY BUENOOO!!! MIL GRACIAS POR TUS COMENTARIOS EN MI BLOG.
Un abrazo
La metáfora excede los corsés dela justicia.
En nuestra América los traidores casi siempre pueden mas.
Volveré.
Nestor
vuestros cuentos me hacen volver a retomar las letras dejadas por ahi, sin duda es un gran facultad aquella el de escribir historias asi...
gracias por vuestras palabras una ves mas ...
un fuerte abrazo para ti y los mil cariños acostumbrados..
Amapola Palacios
@--{---
Se me ocurre dos citas:
"A fronte praecipitium a tergo lupi"
"Adversus solem ne loquitor"
Y como dice y escribe un mutuo amigo: "Lo demás..., es lo demás"
Volveré
uiiii, muchas gracias por tu visita, me trajiste aun bello y magco espacio que tienes, esta bello, lleno de sucesos, momentos, sueños y sentimientos
gracias a ti, por llegar ahi, donde en cada espacio que tengo dejo aquellas pequelas cosas mias.
Sucesos en para dejar hablar el alma como son los otros, pero es ahi donde logro sacar siempre sueños y tomar sentimientos que estan y me envuelven
si, siempre ocupo imagenes asi, representan parte d emi , desnudando mi vida de mil formas
un abrazo enorme...ahi solo decia extrañar...lo que hoy ya no esta
mil besos y gracias por tu compañia
un hermoso dia
cariños
besos y sueños
He pasado por aquí a dejarte un fuerte abrazo.
Slds.
Kat
Que historia amigo!
Excelente.
Un abrazo
Me encantó la redacción, la historia tiene miga, yo me la habia imaginado de otra manera, te la cuento
Una vez dentro del quirofano y tras una discursión, el asaltante mata al medico en plena operación y cuando se acerca hacia él, se apercibe que el hombre que estaba siendo operado era su mejor amigo, que ahora, esta perdiendo la vida momento por momento al haber matado al medico a quien le estaba salvando de las garras de la muerte.
Un saludo
Excelente relato, perfectamente redactado, de una manera que te engancha de principio a fin... me gustó...
Solo espero que no sea una anécdota
;-)
Hola amigo, aquí vengo súper tarde, pero de igual forma disfrute mucho del relato y sobre todo recopilando la moraleja que deja el compañerismo en un ambiente de trabajo, el cual sin duda es algo digno de seguir como ejemplo.
Saludos cordiales
Nelson
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